Capítulo cinco.

125 6 0
                                    

Al día siguiente después de clases al terminar las clases vine directamente a casa, mi padre había ido por Madison ya que no paran de llover y en su trabajo, todo salieron temprano y que con lluvia no podían trabajar. El plan con Alex y Nath sobre ir al gym había sido cancelado, además que tenía mucha pereza de ir, el clima ameritaba dormir por un buen rato. Cuando llegué a casa, me cambié la ropa ya que se había alcanzado a mojar un poco y la puse a lavar de una vez, después de almorzar juntos volví a mi cuarto y me dormí.

No sé cuanto tiempo dormí, pero cuando sentí un cuerpo pequeño pero pesado caer en mi espalda, mis ojos se abrieron de golpe.

–¡Despierta–Gritó Madison.– Lía, vamos a jugar.

–Primero bájate de mi espalda.–Mad hizo caso a lo que dije y me levanté de la cama.–Esperame ya voy.

Madison asintió y salió de mi cuarto, entré al baño para cepillar mis dientes y cuando termine recogí mi cabello, salí de mi cuarto y me dirigí a la sala, cuando llegué vi a Madison brincar al lado de mi padre quien ponía en el piso el juego.

–Hola, ¿Quién inicia?–Pregunté cuando llegué a su lado.

–¿Dormiste bien, hija?–Asentí a su respuesta y mi padre sonrió–Empieza tú y Mad, yo las guío.

–¡Sí!–Madison da un aplauso y se posiciona lista para jugar.

Yo rodeo el juego y me hago del otro lado para no incomodarnos.

–Ok, quien caiga primero, sale y entro yo a jugar.

–Esta bien.

Mi padre gira la manecilla y cuando para, nos mira.

–Mano derecha rojo.

Y así es como incia, ambas hacemos lo que dijo papá, el juego sigue avanzando y Mad queda enredada en mi brazo izquierdo. Sentía que no podía más, mis brazos estaban cruzados el uno con el otro y con un brazo de Mad, mis piernas estaban estiradas tratando de tocar los colores correspondientes.

–Pie izquierdo amarillo.

Muevo mi pie y agradezco que el color me quede cerca.

–No alcanzo, papi.–Levanto mi cabeza y observo a Mad, ella tiene la punta de su lengua afuera y trata de estirar su pie hasta el círculo amarillo, su peso la traiciona y termina callendo.–No es justo.

Vuelvo a una pose normal y más cómoda. Mad cruza sus brazos enojadas.

–¿Por qué, cariño?–Mi padre le habla dulcemente y abre sus brazos para que ella vaya a él.

–Mi cuerpo es más pequeño que el de Lía.

Sonrío al ver su carita sonrojada, su labio inferior sobre sale gracias al puchero que hace.

–Jugaste muy bien, pequeña.–Hablo mirándola.

–Pero quería ganar y no gané.

Suelto una risita y ella abraza a mi padre.

–Hija, aveces se gana y aveces se pierde, debes tener eso en cuenta.

Madison no dice nada más, así que hablo yo.

–Seguimos papá y yo.

Mi padre deja de abrazar a Mad y se pone en el lugar donde estaba mi pequeña hermana. Madison coge el pequeño cuadrado y gira el palito.

–Pie derecho verde.

Y así inicia otra ronda.

Cuando estuvo más avanzada yo quedé enredada con mi padre, mi pie derecho pasaba por debajo de su cuerpo y su brazo derecho pasaba por encima de mis pies, traté de mirarlo para burlarme de la cara que tenia y gracias a eso, caí. Madison aplaudió feliz al ver que su padre ganaba, le hice una seña de que la tenía en la mira, ella puso sus manitas en su bicat y después rió.

SálvameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora