MACKENZIE
"Ella se sentía cómo una maldita diana.
Todos eran dardos deseando haber dado
en el blanco."Bajé del coche primero que Tom y cerré de un portazo, observando la imponente mansión frente a nosotros. Era un lugar demasiado elegante como para suponer lo que se hacía entre esas paredes por las noches...
—¿Estás seguro de que es aquí? —señalé hacia la casa con un gesto de la cabeza.
—Según la localización de Harper, sí: esto es... Inferno —respondió Tom, tragando saliva con dureza.
Se ponía tan mono cuando las mejillas se le enrojecían y balbuceaba como un niño asustado... «Aplácate, perra», me reprendí ante el pensamiento. No podía pensar esas tonterías. Tom no debía ni podía gustarme, además, no era mi tipo.
Quizás comenzaba a confundir sentimientos por culpa del sexo, y para qué negarlo, el rarito aprendía rápido y me gustaba como follaba, pero de ahí a que pudiera sentir algo más era imposible; la estirada solo quería confundirme.
El amor era una mierda y quería que siguiera siendo así el resto de mi vida.
—Venga, no te quedes ahí como un idiota, Tom-to —espeté.
Reaccionó cuando bajó la mirada hacia mí y asintió. Sin saber porque, me frustró que no se molestara por el mote como antes: me encantaba molestarlo con cualquier pretexto.
Desistí y fuimos juntos hacia la mansión: las puertas estaban abiertas de par en par y parecía haber ajetreo en el interior. Tom se quedó callado, algo impropio en su actitud, pero como yo, estaba analizando la situación.
Los empleados se movían de un lado para otro limpiando y colocando el desastre de la noche anterior; que hubiera tanta oscuridad y que fuera de un estilo tan victoriano me daba escalofríos en toda la extensión de la palabra.
Era el puto escenario perfecto para los degenerados que venían a follar con menores.
—No puedo creer que aquí se organicen fiestas de tal calibre —murmuró Tom.
—Me importa una mierda lo que hagan aquí, solo quiero encontrar a ese tío y que sea el puto padre del niño de la chiflada, porque si no comenzaré a cortar cabezas —farfullé.
—De tan buen humor como siempre —canturreó Tom poniendo los ojos en blanco.
Ignoré el comentario y avancé entre los trabajadores hacia las escaleras. Me sorprendí al ver a Drew bajando con la típica expresión de pocos amigos que lo caracterizaba. Como siempre, iba vestido como un cuervo y el cabello blanco antinatural.
Cuando sus ojos encontraron los míos estos se abrieron con desconcierto, mucho más al verme en compañía de Tom, del que tanto me había burlado durante los almuerzos antes de conocerlo.
Ahora seguía metiéndome con él, pero de otro modo.
Drew y yo habíamos tenido nuestra historia el año pasado, pero nunca llegó a más de dos polvos y una amistad intermitente en cuanto conoció a Dash. No lo culpaba, por muy bisexual que fuera siempre se tenía preferencias Fitzgerald siempre había sido su debilidad. Tampoco me quejaba, ya que no tenía ningún tipo de interés en él, solo quería pasármelo bien.
No me pasó desapercibida la mirada que Tom le echo a Drew con una mezcla de recelo y curiosidad. No era de la clase chicos que juzgaban por su aspecto, pero como mis padres, tendían a desconfiar de la gente con tatuajes y piercings.
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TWISTED LIES
Teen Fiction[LIBRO I y II] Harper no siempre ha tenido las cosas fáciles. Tras la muerte de su madre se traslada a Londres con su familia en busca de una nueva vida donde conseguir dejar el pasado atrás. Quiere encontrar la forma de vivir en paz, pero sus expec...