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CARSON

"Hay partes de mi que solo existen
cuando estoy contigo."

RON ISRAEL



La ansiedad me devoraba y no me permitía cerrar los ojos por más de dos segundos. Harper dormía apaciblemente a mi lado apaciblemente. Aunque en realidad no hubiéramos solucionado nada, ni siquiera definido lo que éramos siempre estaríamos por encima de las etiquetas que la sociedad nos obligaba a llevar.

El lunes sería la graduación y aun no sabía ni como comenzar el discurso que debía dar como mejor alumno de la promoción. Una parte de mí se sentía tremendamente orgullosa de que me hubieran dado la oportunidad no por ser hijo de nadie, sino por mis logros académicos.

Y por eso exactamente quería hacerlo memorable.

Con cuidado, me levanté de la cama para no molestar a Harper, aunque dormía como si no lo hubiera hecho en horas.

Cogí papel y un lápiz, regresé a la cama y me senté en el con el único apoyo de mi muslo para sostener el folio. Mis pensamientos flotaron libres, pero enfrentarme al papel era una cosa diferente cuando parecía que estaba riéndose de mí por ser incapaz de expresar lo que había sido mi año académico.

Pero ¿qué había significado para mí? Había sido un año de mierda si quitábamos los últimos tres meses del curso, tras en aquella maldita clase de Inglés y tuve que verme obligado a sentarme a su lado, y aun así todo lo que vino después fue dolor y más pérdida y desesperación. E incluso con lo malo que había ocurrido no me imaginaba un momento en el que algo hubiera cambiado, en que en vez de sentarme con ella, me hubiera sentado con Jackson, en que quizás sin aquel pequeño cúmulo de infortunios, aun seguiría viviendo en una mentira o en una realidad que no era la mía, donde mi padre seguiría engañándome. La muerte de Savannah seguiría siendo un lastre tanto en mi conciencia como en la de Olivia y jamás hubiera sido capaz de contarle a Liv la verdad y buscar perdón. Nunca me hubiera liberado de mi conciencia sucia y jamás hubiera descubierto lo que era amar con devoción a otra persona.

Harper fue mi karma, pero también mi redención.

Me estremecí al sentir como pasó los brazos alrededor de mis hombros y me abrazó desde atrás. La sensación fue acompañada por un escalofrío, pero en cuanto su olor afrutado llegó a mí, mi cuerpo se relajó y sonreír un poco.

Hundió el rostro en el hueco entre mi hombro y mi cabeza.

—¿Te he despertado? —susurré.

Harper negó con la cabeza y me dirigió una mirada soñolienta a pesar de que me sonreía de forma tierna.

—¿Qué haces? —inquirió cuando miró por encima de mi hombro hacia el papel en blanco.

Rocé la punta de mi nariz en su cálida mejilla y chasqueé la lengua cuando volví la mirada hacia el folio.

—El lunes tengo que dar el discurso de graduación y aún no he preparado nada de nada —confesé con un suspiro exasperado.

A través de la escasa luz que nos iluminaba vi un resquicio de tristeza abrirse paso en sus ojos gris tormenta. En ese momento supe que había metido la pata al recodarle otra vez que yo a diferencia de ella, iba a graduarme. El efecto fue momentáneo en cuanto soltó una débil risita, atrapó el papel de mi muslo y lo hizo una bola en el puño, con lo que se ganó una mirada de desconcierto por mi parte que la hizo sonreír aún más si era posible.

Adoraba verla sonreír de ese modo natural y genuino.

—No necesitas discursos para esto, Carson —dijo con seguridad y firmeza. Sus ojos brillaron con apremio—. Lo que hagas será épico, porque lo habrás hecho tú.

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