CARSON
"Los monstruos son reales,
los fantasmas también, viven
dentro de nosotros y a veces,
ellos ganan."STEPHEN KINGS
Maldije de nuevo al cacharro que tenía por teléfono móvil. Oficialmente se había muerto, aunque ni siquiera sabía porque; hacía pocos meses que lo había comprado. Lo peor es que la alarma no había sonado y llegaba tarde.
«Maldito cacharro.»
Cuando entré era la hora del primer descanso así que no me sorprendió que la mayoría anduvieran correteando de un lado a otro con el móvil en la mano. Sin embargo, parecían demasiado entretenidos, algunos con cara de susto, otros riendo y algunos otros se atrevían a mirarme de reojo mientras pasaba por su lado.
¿Qué cojones me estaba perdiendo?
—Oye, Diedrichs, si necesitabas una perrita nueva, podrías habérmelo pedido a mí —comentó una apostada contra las taquillas con un par de chicas que me miraron igual de divertidas.
—¿De qué estás hablando? —lancé con un gruñido furioso.
Ni siquiera la conocía, mucho menos sabía a qué se refería, así que me quedé aún más desconcertado aún en cuanto la cabecilla soltó una maliciosa carcajada y me miró con una sonrisilla divertida.
—¿Aun no lo sabes? —repuso con otra pregunta.
—¿Saber qué? —inquirí frunciendo el ceño.
Odiaba sentirme excluido.
Mi respuesta causó una nueva oleada de risotadas cuando la que había hablado toqueteó la pantalla de su móvil y me enseñó un video. No dudé en acercarme y arrebatarle el aparato para verlo mejor.
—Por lo visto, eres tan rudo como cuando follas —comentó, pero no volvió a abrir la boca en cuanto le dirigí una mirada cargada de veneno.
Volví la vista hacia el vídeo que apenas duraba un minuto, pero fueron suficientes los primeros veinte segundos para que el estómago se me pusiera del revés y una nueva oleada de rabia recorriera mi organismo, logrando que por un instante me sintiera asfixiado, cabreado y perdido.
Me mordí el carrillo hasta que sentí el sabor metálico de la sangre en la lengua y me obligué a respirar un par de veces para no estallar frente a un grupo de niñatas que me miraban como si me tratara de un pedazo de carne.
«Harper...»
Seguro que lo había visto... Joder, no podía ni hacerme una idea de cómo debía habérselo tomado. Si incluso a mí me había afectado, no quería saber cómo estaría ella.
La única orden que recibió mi cerebro en aquel momento fue que tenía que encontrarla y después encontrar al hijo de puta que había sido tan imbécil para subir aquella mierda a internet.
—¿Quién más ha visto esto? —pregunté en un siseo, intentando mantener la escasa paciencia que me quedaba.
—Pues..., todo el mundo ha debido verlo a estas alturas: se publicó esta mañana en el blog escolar —me respondió otra chica.
Ver la lástima en su mirada solo aumentó mi propia cólera. Le devolví el móvil a la rubia y me marché sin mediar palabra. En ese momento lo único que me preocupaba era Harper, pero tampoco negaba que estaba acojonado si el vídeo llegaba a filtrarse a una escala mayor, como sería la prensa. Definitivamente, iban a joderme vivo para mucho tiempo, y lo último que necesitaba era hundir más a Harper en mis rollos.
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TWISTED LIES
Genç Kurgu[LIBRO I y II] Harper no siempre ha tenido las cosas fáciles. Tras la muerte de su madre se traslada a Londres con su familia en busca de una nueva vida donde conseguir dejar el pasado atrás. Quiere encontrar la forma de vivir en paz, pero sus expec...