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HARPER

"El para siempre está compuesto por el ahora."

EMILY DICKINSON



—No puedo creerme que hayas aceptado una cita con Luke —comentó Addison mientras sacaba algunas prendas de su armario para después enseñármelas y hacer muecas cuando algo no le gustaba—. Me siento como una mamá orgullosa y preocupada. Sí, creo que es mi responsabilidad darte algunos consejos —agregó.

Por acto reflejo, puse los ojos en blanco y me dejé caer sobre la cama.

—En realidad, no vamos a estar a solas en ningún momento. Iremos al cine y luego a cenar —repetí por cuarta vez.

Quizá hubiera sido precipitada la idea de tener una segunda-primera cita, incluso estuve tentada de cancelarla diciendo que tenía migrañas y no podía salir. Pero me sentí tan culpable después de lo amable que había sido conmigo que al menos le debía la oportunidad de dejar que me conociera y de yo conocerlo a él.

Me gustaría descubrir a otra clase de chico amable y considerado que no me tratara como si fuera la pieza de repuesto. Y sabía que para Luke sería la única, no tendría que estar preocupada por darme la vuelta y encontrarlo con otra chica.

Debía confesar que lo ocurrido por la mañana me había molestado más de lo que estaba dispuesta a admitir. Mucho más cuando en la clase de Inglés me ignoró como si ni siquiera me conociera y en la cafetería volvió a comportarse de lo más cariñoso con Olivia, incluso la tuvo sentada sobre las rodillas durante todo el descanso.

Había llegado a la conclusión de que jamás comprendería a Carson Diedrichs.

—Creo que esto te quedaría genial —comentó sacando un top de rejilla que dejaba poco a la imaginación.

Me incorporé en los codos y negué con la cabeza enérgicamente, lo que hizo que Addie me fulminara con la mirada y lo tirara al interior del armario, que era un desastre, como el resto de la habitación.

—¿Y qué te parece esto? —inquirió.

Hice un gesto con el pulgar hacia abajo cuando sacó un pedazo de tela que pretendió hacerme creer que era una falda. Addie tenía ropa muy bonita, pero era demasiado de su estilo y muy poco del mío: atrevido y de vivos colores que a ella le quedaban ideales.

Me sentía un poco avergonzada porque Addy me tuviera que prestar ropa; suerte que compartíamos la misma talla. No tenía nada bonito que ponerme para una cita. Todos los vestidos que tenía se me habían quedado pequeños o estaban demasiado viejos como para ponérmelos.

—No debes preocuparte, solo saldremos como amigos, que es lo que somos y seremos —remarqué con una ceja alzada.

—De todos modos, debo cumplir mi función y ponerte tan guapa como pueda. —Me ignoró deliberadamente mientras examinaba un vestido bastante elegante—. ¡Oh, espera! ¡Tengo una idea! —exclamó.

Sonrió como una niña pequeña entusiasmada y se lanzó sobre la cama para coger el portátil, el cual encendió para conectarse a FaceTime. Segundos después apareció un Dashton súper concentrado con el mando de la PlayStation, agitándose como si estuviera dándole un ataque epiléptico. Tenía el cabello más despeinado que de costumbre, las gafas sobre la cabeza y la punta de la lengua asomando entre los labios, señal de absoluta concentración en el juego.

«¿Esto es una broma?»

Dash volvió la cabeza hacia la pantalla y nos miró entrecerrando los ojos con desidia.

TWISTED LIESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora