PASO A PASO

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24 de diciembre de 2013

Mark estaba de pie junto a la ventana de su cuarto. Había hecho girar la varilla de plástico para dejar entreabiertas las rendijas de la persiana. Últimamente le resultaba más cómodo mirar al exterior. El bosquecillo de sicomoros había perdido las hojas desde hacía tiempo. Mark podía ver la calle a través de sus ramas desnudas.
«Mira —se decía a sí mismo—, ahí fuera no hay nadie.» En aquel paraje desolado, barrido por el viento, no había lugar para que se escondiera ninguna amenaza. Todo estaba dentro de su cabeza. Pura paranoia. Entonces,
¿por qué no lograba librarse de aquella irracional sensación de pavor?
Unas lágrimas cálidas le escocían en los ojos y Mark parpadeaba para sacudírselas. No podía recrearse en sus propias carencias. Le convenía más alegrarse de sus progresos y luchar por seguir avanzando. Seguramente habría tenido que trabajar en el diario que utilizaba en la terapia. Después de la última sesión con la doctora Regan, tenía mucho en lo que pensar. Su terapeuta había abordado el tema que, desde hacía varios días, ocupaba sus pensamientos durante casi todo el tiempo que pasaba despierto. Todavía más que Jackson Wang.
GaGa.

—Dices que sientes aprecio por él, Mark. ¿Podrías hablarme un poco más de esa cuestión?

Al oír la pregunta, Mark había perdido la calma por un instante... Qué repetitivo era todo aquello. Su risa había sonado algo desquiciada, incluso a sus propios oídos.

—¿He dicho algo que te divierta?

—Sé muy bien lo que quiere preguntarme. Quiere saber si siento algo por él, ¿no es cierto?

La respuesta de la terapeuta lo había sorprendido.
—No, Mark. Tanto tú como yo sabemos que sientes algo por GaGa. Lo que me gustaría que me dijeras es si esos sentimientos son muy profundos.

—Es decir, quiere saber si me he enamorado de él.— La doctora no hizo más que ladear la cabeza y aguardar a que Mark respondiera por sí mismo —No lo sé— susurró —Amor... esa palabra da miedo.

Pero lo que lo asustaba no era solo la palabra. Por muy estrecha que fuera su relación con GaGa, no conseguía librarse de la sensación de que este le ocultaba algo.
¿Y si tan solo eran imaginaciones suyas?

Mark se tendió en la cama y alargó el brazo hacia el móvil. Al diablo con el diario. Tenía que repasar la última conversación y buscar pistas.

Registro 22/12/2013, 1.49 h
Mark T: ¿Puedo confiar en ti?

GaGa: Claro. ¿Por qué no ibas a poder?

Mark T: Quizá haya visto demasiadas veces Catfish... ¿no me estarás haciendo un catfish, verdad?

GaGa: Hummm, no, creo que no. ¿Podrías explicarme qué es un catfish?

Mark T: ¿No ves MTV?

GaGa: Hace tiempo que no...

Mark T: Siempre es el mismo argumento. ¿No serás una chica?

GaGa: No me vengas ahora con que puedo ser una chica, Mark. ¡No me lo digas, después de cómo te pusiste al saber que NO lo soy!

Mark se mordía la uña del pulgar mientras lo releía. Daba por sentado que GaGa se habría divertido con la pregunta, pero es muy difícil reconocer en un texto el tono del que te habla. ¿Se reía por su absoluta falta de lógica?
¿

O le molestaba el interrogatorio?
GaGa tenía que entender que quien había formulado la pregunta era la fobia de Mark. Al fin y al cabo, estaba en la propia definición de fobia: no se trata de un simple miedo, sino de un miedo irracional. Las sospechas de Mark a propósito de GaGa no tenían más sentido que la constante sensación de que alguien lo observaba.
¿GaGa lo habría entendido? ¿O quizá él estaba logrando poco a poco que se distanciara? La conversación había tenido lugar dos días antes y desde entonces no había vuelto a conectarse. GaGa le comentó que tenía un proyecto profesional importante entre manos, pero Mark no estaba seguro de que fuera cierto. Podía ser que tuviera obligaciones familiares, pero ¿trabajo?
¿En Nochebuena?

I'm your biggest fan [Markson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora