#OBSESIONADOCONJACKSONWANG

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Jackson entró en el Twitter y abrió la lista de trending topics:

#ObsesionadoConJacksonWang
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Mierda— masculló en voz baja, y arrojó el teléfono sobre la cama, a su lado. Todavía estaba tercero en la lista. El maldito tema se negaba a morir.
¿Cómo era posible que aquellos parásitos acosadores no encontraran nada mejor en lo que obsesionarse?
Por lo menos ya no ocupaba la primera posición.

Apoyó la espalda contra la cabecera forrada en terciopelo de la cama de hotel. Un mechón de cabello de color castaño oscuro le cayó sobre la frente, y él lo apartó con los dedos, molesto, e hizo una mueca al notar la textura acartonada de los restos de fijador.
Tendría que haberse duchado por la noche antes de acostarse.
El día anterior se había pasado otras dieciséis horas de entrevistas, y al llegar a la habitación de hotel ya no le quedaban energías más que para desnudarse y quedarse dormido sobre la colcha.

De todos modos, ya no tenía ningún sentido que se duchara ahora. La rutina de ejercicios gimnásticos matutinos iba a empezar al cabo de veinte minutos y el monitor le echaría bronca si llegaba tarde. Pero, por otra parte, el estilista que se encargaba de su pelo también se la echaría si se sentaba en su silla de maquillaje con una repugnante maraña de cabellos sudorosos y llenos de fijador. Quizá no fuera mala idea meterse en la ducha un seg...

Jackson oyó un leve crujido al otro extremo del dormitorio. Se quedó quieto y sintió un agarrotamiento en la espalda. Había alguien en su habitación.
¿La chica de servicio? No. Sabían que no podían entrar. ¿Acaso se había olvidado de cerrar la puerta cuando llegó por la noche, antes de dormirse?
Pero entonces solo podía ser...

—¿Quién está ahí?— Sus labios dieron forma a las palabras, pero no le quedaba aire suficiente en los pulmones para emitir el sonido. Agarró una sábana para cubrirse, no llevaba nada puesto, salvo el bóxer del día anterior, y sus ojos pasaron revista rápidamente a todo lo que había en la habitación. ¿Algo que pudiera emplear como arma? ¿Había lámpara en la mesilla? No. Las únicas lámparas eran apliques. No había ni ceniceros.
¡Mierda! Quizá el jarrón de cerámica...

—¡Eh, niño! ¿Estás visible?

Jackson entrecerró los ojos al oír la voz ya familiar. Las manos soltaron la sábana. Su mánager, Maury, se paseaba tranquilamente por la habitación.

—¡Pero man...!— exclamó. El corazón le aleteaba como un ave atrapada dentro del pecho —¿Es que ya no llamas a la puerta?

—Lo siento, niño. ¿Te habías dormido?— Maury tenía toda la pinta de llevar varias horas despierto.
Jackson no recordaba la última vez que había visto a su mánager vestido con algo que no fueran elegantes zapatos Oxford full brogue y trajes de marca. Se merecía un reportaje fotográfico en GQ, y probablemente habría conseguido que se lo ofrecieran si no hubiera sido gordo y calvo.

No, no dormía— respondió Jackson —Pero es que el problema no es ese.
¡Esto es mi dormitorio!

Maury recorrió con una mirada de aprobación aquella habitación tan bien amueblada.
—Técnicamente, es una suite de hotel pagada por la discográfica— dijo mientras pasaba una mano por encima del edredón —¿Qué es esto, algodón egipcio? Debe de tener ciento cincuenta hilos por centímetro cuadrado. ¿Has dormido bien?— El mánager no se molestó en decirle lo que había costado la habitación y Jackson sabía que no le convenía preguntarlo.

Entonces, ¿ni siquiera vas a fingir que todavía me queda algo de privacidad?

Maury empujó con el pie el montón de ropa sucia que había quedado tirado sobre la alfombra tejida a mano.
—Si vas a traerte a alguna chica, cuelga un calcetín en la puerta le dijo. Sus ojos centelleaban con malicia. Jackson no le respondió. Dio un puñetazo en una de las mullidas almohadas —Eh, niño, no te pongas así, ¡era una broma!

I'm your biggest fan [Markson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora