PIENSA RÁPIDO

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Jackson estaba dentro del remolque, sentado en un taburete estrecho, y hacía todo lo posible por no rascarse. Sería mucho peor si dejaba que la desesperante picazón que sentía en el pecho se impusiera. Los de vestuario y maquillaje acababan de prepararlo para grabar el vídeo musical y habían empleado un mejunje especialmente asqueroso para cubrirle todos los arañazos. Un grumo espeso, como grasa alimen aria, que olía a aceite de motor y escocía como el yodo. Pero Jackson tenía que reconocerles sus méritos. Le habían dejado la piel del pecho tersa como la de un muñeco Ken de plástico.

Tenía que distraerse con algo. Encontrar alguna tarea en la que ocupar las manos... y no pensar en lo que había ocurrido la noche pasada en Seattle.

Después del concierto había regresado a Los Ángeles en el avión privado. Por lo general solía dormir como un tronco después de cada actuación, de puro agotamiento físico. Pero la noche anterior no había sido así. Ni siquiera en un asiento de avión forrado de cuero italiano, totalmente abatible y con calefacción. Cada vez que trataba de pegar ojo sentía aquellos dedos como de alambre en torno a la garganta.

«Código Delt... corrección. Código Charlie. Código Beta.»

No pudo recordar el significado de los códigos hasta que todo terminó.

Código Beta: sospechoso armado y peligroso.

Había tardado demasiado en volverse. La fan había saltado sobre él por detrás y le había rodeado el cuello con las manos. El chico logró quitársela de encima y entonces oyó el sonido leve de un objeto metálico que chocaba contra el suelo. Las miradas de ambos se habían encontrado bajo el fulgor de las luces del concierto. Ojos verdes. Cabellos castaños. Alta... Solo con mirarle la cara se dio cuenta enseguida de que había perdido todo contacto con la realidad.
Las palabras que chillaba sin cesar tampoco ayudaron demasiado.
«¡TE QUIERO! ¡TE QUIERO! ¡TE QUIERO!»

Él se las había apañado de algún modo para no perder la cabeza. Mantuvo la mente clara y centrada, casi como habría podido hacerlo un espectador que contemplara toda la escena entre el público. Las rodillas no le fallaron hasta que los guardias se llevaron a la atacante.

Todo el incidente había tenido lugar en cuestión de segundos, pero en aquel momento le pareció una eternidad. Aún le parecía oír los aullidos estridentes con que la chica había protestado mientras los guardias se la llevaban:
«¡No, no! Sueltenme. ¡Basta! ¡Jackson! ¡Esperen! ¡Jackson me conoce! ¿No me escuchan o qué...? ¡Me sigue en Twitter! Lleva años siguiéndome...».

Sintió un escalofrío por todo el cuerpo. Tendría que haberle pedido una bata a la encargada de vestuario. Jackson volvió los ojos hacia la puerta del remolque y pensó en sacar la cabeza y pedir una.
«Ahora no», pensó. Prefería disfrutar de unos minutos más de preciosa soledad. De todos modos no necesitaba ninguna bata. Lo que necesitaba era sacarse de la cabeza aquellos alaridos.

Tomó el teléfono para teclear un mensaje directo. Tenía los labios apretados en una siniestra línea recta.

GaGa: ¡Eh, guisantito dulce! ¿Estás ahí?

En el mismo momento en el que pulsaba Enviar, una sombra cayó sobre su hombro.

-¡Piensa rápido!

La espalda de Jackson se puso recta como un poste. El chico giró sobre el taburete, pero sus reflejos no fueron lo bastante rápidos. Una mano demasiado conocida se abatió sobre él y le arrebató el teléfono. Jackson alzó la mirada y vio que su mánager clavaba los ojos en la pantalla.

-¿Qué diablos...?- Jackson se levantó de un salto para recuperarlo, pero no antes de que el flash de la cámara lo deslumbrase
-¡Mierda, Maury!- Parpadeó y se cubrió los ojos -¡No me des estos sustos, maldita sea! Haz un esfuerzo y ten un poco de cuidado ¿si?

I'm your biggest fan [Markson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora