IRREAL

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Jackson tarareaba en silencio la letra de la cancioncilla sobre los nuggets de pollo. Su equipo de estilistas trataba de esculpir una apariencia de orden en sus cabellos revueltos. Estaba sentado en un taburete alto, frente al mismo espejo que había utilizado para la selfie de primera hora de la mañana. «El escenario del crimen», pensó.
Tamborileaba levemente con las manos sobre los muslos. No le servía de nada. No lograba concentrarse. Volvía a pensar una y otra vez en la misma cuestión. ¿Hasta dónde habría llegado el recorrido de la foto durante la hora que había pasado después de subirla? ¿Cuántos memes habría engendrado?
Una vez pulsado el botón de Tuitear, apenas si le había quedado tiempo para ponerse la ropa de deporte antes de que Maury volviera a llamarlo. Y ahora, una vez terminados los ejercicios gimnásticos, se moría de ganas por ver el número de retuits. Pero no se atrevía.
No, porque los ojos rapaces de los estilistas lo rodeaban por todos lados. Jackson sintió un reguero frío que le bajaba por la nuca. ¿Sudor o fijador que se había escurrido de su cabello? No estaba muy seguro. No recordaba la
última vez que se había dejado arrastrar así por un impulso. ¿Y si había cometido una gran equivocación?
Si alguien en la discográfica descubría de dónde había salido la foto...
Una voz desagradable sonó a su espalda y las manos de Jackson dejaron de tamborilear quedándose suspendidas en el aire cuando se vio de pronto el teléfono móvil de su mánager pegado a la cara.
—Eh, ¿vas a decirme qué es esto?

Jackson había esperado ver el espejo del baño, pero no. Pensó que el radar de relaciones públicas aún no debía de haber detectado la foto. En cambio, tenía ante sus ojos una entrada de blog de Hollywood Life. La había olvidado. Era una foto que le habían sacado hacía un par de semanas en Los Ángeles. El cámara debía de haber disfrutado vendiéndola al mejor postor.
—Ese idiota se lo estaba buscando— Murmuró Jackson.

Maury lo miró con rabia.
—¿Qué hizo? ¿Se encaró contigo?

—No. ¡Me estuvo pisando los talones durante tres horas seguidas!

—¿Tan solo un fotógrafo que te perseguía? ¿Eso es todo?

Una de las peluqueras colocó un dedo bajo la mandíbula de Jackson. El chico lo apartó, molesto.
—¡Era mi primer día libre en todo un mes! No es nada fácil relajarse con un idiota que te apunta todo el día con el teleobjetivo.
Jackson frunció el ceño aún antes de haber terminado de decir estas palabras. Sabía muy bien que Maury tenía su parte de razón. Había perdido la calma con aquel fotógrafo, y sin motivo alguno. La tensión que había padecido desde que se dio a conocer el asesinato, sobre todo cuando se hallaba en lugares públicos. No podía negar que se sentía amenazado. Maury le decía que eran paranoias suyas, pero ¿cómo podía evitarlo? Lo seguían a todas partes. Si por unos maravillosos instantes lograba escapar de sus fans, comparecían los fotógrafos. No gozaba de un momento de reposo. Desde que había firmado su primer contrato con la discográfica, el clic casi inaudible de los obturadores de las cámaras lo acompañaba constantemente.

Maury le dio una fuerte palmada en el hombro. Su rostro era severo.
—Jackson, no puedes ir por la vida golpeando a los reporteros.

—¿Reporteros?— Jackson resopló —¡Ese idiota me estaba acosando!

—Si sigues así, te labrarás una mala fama. Si no te andas con cuidado, esos tipos pueden destruir tu carrera en menos de lo que se tarda en decir «patata».

Jackson despegó los labios para replicarle, pero se olvidó de lo que iba a decir. Al oír esta última observación se había puesto en guardia.
—Un momento... ¿Tú crees que esto va a provocar una reacción negativa?

Maury le dio un golpe amistoso.
—No. Los de publicidad están haciendo correr la noticia de que el otro te provocó. Pero solo podrán sacarte de estos problemas una vez...

I'm your biggest fan [Markson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora