T-E-Q-U-I-E-R-O

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-Espere. Pare. Dé la vuelta. Quiero regresar a casa.
Mark había hablado en susurros.

La doctora Regan le lanzó una rápida mirada desde el asiento del conductor.
-Lo estás haciendo de mil maravillas, Mark. Ya casi hemos llegado. Acuérdate de respirar profundamente.

Mark asintió. Dio forma a una O con los labios y aspiró con fuerza para llenarse los pulmones de aire. Antes, mientras se preparaba para salir, se había sentido relajado, pero el turbador intercambio de privados con Sra de Jackson Wang lo había sumido en el desconcierto. No servía de nada. Ni todos los ejercicios de respiración del mundo habrían bastado para aquietar el caos que bullía dentro de su cabeza.
-Esto no funciona- dijo. Su propia voz le sonó forzada.

-No te dejes llevar por la angustia- le respondió la terapeuta con voz tranquila. Habían llegado a la rampa de entrada a la autopista. La doctora pisó el acelerador y Mark sintió que el coche cobraba velocidad -Acuérdate de
tus otras herramientas.

¿Qué herramientas? Mark se esforzó por recordar las otras técnicas de relajación que le había enseñado. ¿Meditación? ¿Biorretroalimentación?
¿Yoga?
-¿Hacer una lista?- preguntó en voz alta.

La terapeuta asintió, como para recompensar el acierto.
-Muy bien, Mark. A veces, solo con ver escritas nuestras propias preocupaciones ya no nos parecen tan insuperables.

Mark no llevaba encima ningún papel, pero sí tenía el móvil. Abrió la aplicación de Notas y empezó a escribir.

Preocupaciones:
-No estoy en mi casa
-Estoy a diez minutos de mi casa
-Voy a estar a veinte minutos de mi casa
-Voy a un concierto
-Quizá estará abarrotado
-Jackson Wang me verá
-Voy a conocer a GaGa

Mark se detuvo. El dedo le temblaba de tal manera que no podía continuar. Tal vez debiera concentrarse en lo último que había anotado. Era el núcleo de todos lo demás, el pensamiento que le causaba más ansiedad y el motivo por el que sabía que tenía que ir.
Iba a conocer a GaGa.
No podía echarse atrás. Ya no. No después de lo que GaGa le había escrito anoche. Tal vez le bastara con recordarse a sí mismo las palabras exactas que le había dicho.

Mark abrió el Twitter y retrocedió en busca del hilo:

Registro 30/12/3, 23.23 h

Mark T: Tengo miedo, GaGa. No estoy seguro de que pueda con esto.

GaGa: Vamos, no te asustes. Habla conmigo. Dime por qué.

Mark T: ¿Por la agorafobia?

GaGa: Ya lo sé, ya lo sé. Pero todavía no sé qué es lo que te la provocó, Mark.

Mark T: No puedo.

GaGa: Mark, ¿qué te sucedió?

Mark T: Creo que es hora de que me vaya a dormir.

GaGa: No, no, espera. Olvídate de mi pregunta. Háblame de otra cosa. No tiene por qué ser eso. Pero no dejes de hablarme.

Mark T: La verdad es que no estoy de humor.

GaGa: ¿Bailarás conmigo mañana?

Mark T: Quizá. No lo sé. ¿Qué canción?

GaGa: Tú decides. ¿Qué canciones querrías que tocara Jackson?

Mark no pudo evitar una sonrisa ante el obvio intento de distraerlo. En realidad, resultaba gracioso. GaGa aún no entendía del todo por qué había aceptado ir a conocerlo aquella noche. Seguro que pensaba que él iba por Jackson Wang, que era la perspectiva de ver en persona a su ídolo que lo había sacado de su casa. Mark no podía decir que no amara a Jackson. En cierto sentido, lo amaba. Pero no lo amaba. Sabía distinguir entre la fantasía y la realidad.
Jackson Wang no era más que una fantasía. Pero GaGa... era real.

I'm your biggest fan [Markson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora