8: Te siento

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NOTA: Las que leyeron estos capítulos en el grupo, eviten hacer spoilers. 


***


Busco inevitablemente la melena miel de Annie, entre un puñado de personas inmersas en sus mundos; si les pongo atención, no veo preocupación alguna en sus rasgos. Están ajenos y absortos en sus propios idilios. Tampoco me molesta.

Así es la vida.

—Por allá —señala Amy con impaciencia.

Dos o tres miembros de Hiedra, acompañados por sus parejas, me miran y sonríen. Hago un asentimiento; también puedo leer sus miradas. Se me antoja obvio lo que están pensando sobre mí: que Amy no pertenece a este sitio, que no esperaban que fuera a ella a quien trajera a esta reunión. No sé qué querían exactamente, pero a ciencia cierta, que trajera a alguien que no me interesa ni para charlar, es lo más probable.

Lo sé bien.

Sé que mientras mi atención sea toda para Anabelle, mientras me guste y la añore tanto, podré ser poco o nada disimulado con mis sentimientos. Ya crucé esa valla, sinceramente: la de esconderme detrás de una careta para no aparentar lo que siento. Ahora no me interesa que el mundo entero lo sepa; de hecho es algo que deseo con mis fuerzas más presentes.

Al final, cuando miro en la dirección del dedo de Amy, la vengo a encontrar acompañada por... Quentin. A veces pienso que me merezco lo malo que me pueda ocurrir; pero no en este momento; la noche acaba de caer y deslumbra la enorme fogata que pagamos para que un experto en cuidado forestal hiciera. Es algo que organiza Hiedra como la inauguración de un nuevo año. La gente, los miembros, invitan a los que creen que podrían formar parte en un futuro.

Yo no traje a nadie.

Por eso mis compañeros creen que me siento en un nivel inalcanzable. Annie también lo pensaba; vengo a recordarlo justo en el instante en el que sus ojos se posan en los míos. Me examina unos segundos y, en seguida, baja la mirada con ese acto de pereza que me regala desde hace unos días. Ya le comuniqué que Tim y yo consideramos que tendría que estar bajo una custodia más detallada.

Como era obvio, no le gustó la idea de tener que compartir conmigo ningún espacio, aunque Tim estará allí con nosotros. Sin embargo, su reticencia disminuyó cuando Keyla le dijo que dormirían en la misma habitación. Y eso me recuerda... Mi hermana está de espaldas, acompañada por Eliot y Bryant; no veo a Tim por ningún lado.

—Ven —le pido a Amy—. Tengo que buscarlo para que dé su discurso. Hasta entonces no puedo largarme de aquí.

Escucho que la chica se ríe.

—No deberías estar celoso, tú se la aplicaste primero —comenta, divertida a mis costillas es muy notable—. Además, que haga evidente lo que hace, o sea, el provocarte, también hace evidente que te quiere. Si no de qué estaría empeñada en molestarte.

—Estás loca si crees que voy a discutir contigo ese tema.

—Mira a tu alrededor; Devon Vanderbilt, sumiso y cabizbajo. Quién lo diría.

Estoy a nada de girarme a pedirle, no de forma adornada, que cierre la boca; pero entonces Ben se cruza en mi camino. No es miembro de Hiedra, pero le conseguí un permiso especial; debí decirle a Annie que lo invitara con el pretexto de que podremos enfrentar a Josh al terminar la noche: ha venido con una de las chicas de cuarto año.

Fácilmente fue atraído como un pez por el garfio de la caña. Ben ya lo vio y por la sugerencia de sus ojos cuando asiente y me rodea, sé que ya está mentalizado.

Cada demonio tiene su ángelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora