L'arrivée

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Recargaba mi cabeza en el vidrio de la carreta mientras esta aún se movía, estaba exhausta por el viaje y el ajetreo me daba nauseas, solo quería llegar a mi destino cuanto antes.

— La postura es importante — Decía la monja que me acompañaba.

Cerré mis ojos, tratando de disimular mi fastidio, y me senté en una mejor posición con la espalda recta. Trate de no contestar a pesar de las inmensas ganas que tenía para hacerlo, no quería hacerla enojar, al menos no por ahora.

— Mejor — Aprobó la anciana de nombre Gertrude. Sería un largo viaje.

...

Nos detuvimos frente a una enorme casa, baje rápidamente sin importar los regaños de la anciana ¡Al diablo! Me quería divertir.

— Señorita __ ¡Vuelva aquí! — Escuchaba sus quejas, las cuales ignore por completo.

Ingrese a la casa rápidamente y sin perder el tiempo subí las escaleras donde me tope un largo pasillo con cuatro puertas a los costados, me dirigí a la última puerta al final del pasillo, sin importarme en revisar las demás. Al entrar a la habitación pude notar lo grande que era, no tanto como mi habitación anterior en casa de mis padres, pero se agradecía el gesto de hacerme sentir cómoda, había una cama prolijamente tendida y al costado de esta había un closet enorme, y una ventana al fondo junto un alféizar, como me encantaría sentarme ahí a leer un buen libro.

— Señorita, su dama de compañía la espera en la sala, quiere hablar con usted — Una voz me sacó de mis pensamientos, me giré para ver a un señor con un traje elegante en mi habitación.

— Gracias, ah... — Deje la palabra suspendida por unos segundos para saber su nombre.

— Stevens, señorita, seré su mayordomo personal — Dijo serio.

— Gracias, Stevens — Volví a decir mi oración acompañándola con una pequeña reverencia — Con su permiso — Le dije antes de salir de la habitación para ver qué quería la monja.

Baje las escaleras calmadamente como una señorita las debería de bajar, o al menos eso era lo que me decían mis padres.

— Qué bueno que llegas niña, debemos trabajar en tus modales — Regaño Gertrude.

— Me disculpo por mi falta de educación — Hable — No volverá a pasar.

— Eso espero — La monja me miró enfadada, parecía que no tenía otra cara cada vez que se acercaba a mí su expresión no cambiaba — Revisemos el itinerario — La anciana se dio vuelta para tomar una agenda, acción que aproveche para rodar los ojos sin que me viera, se dio la vuelta y comenzó a recitar — Cena con los Barry a las 8, debes ir presentable, mañana comienzan tus lecciones de modales con la señora Barry también así que debes estar levantada a las 6 para desayunar.

Cuando ella se dio la vuelta para tomar quien sabe que de su maleta le saque la lengua, cuando me miro regrese a mi expresión ''encantadora'' con una sonrisa, continuó con su aburrida charla — Debes perfeccionar tu francés, tal vez podamos conseguir un tutor personal ¿Cómo esperas ir a la escuela para señoritas si tu vocabulario es deplorable? — La anciana estaba por darme un sermón enorme cuando Stevens interrumpió en la estancia.

— Diana Barry está en la puerta — Dijo el señor con voz neutra.

Gertrude camino hacia la puerta y yo la seguí de cerca ocultando un poco mi emoción por ver de nuevo a mi prima. Me puse de puntillas para mirar sobre el hombro de la anciana, Diana estaba sonriente con un pastel en sus manos.

— Señorita Diana, esperábamos verla esta noche en la cena — Dijo Gertrude con una sonrisa.

— Lo siento es solo que no podía esperar para ver a ___ de nuevo ¿Puedo pasar? Les prepare un pastel — Dijo mi prima con su característica sonrisa.

Gertrude se hizo a un lado dejándome al fin al descubierto, Stevens se apresuró para tomar el pastel y el abrigo de Diana antes de que ésta corriera hacia mí para abrazarme.

— ¡___! — Grito de felicidad.

— ¡Diana! — Ambas nos fundimos en un abrazo que duró apenas unos segundos — Pero que hermosa te vez — Halague mirando su hermoso vestido azul a juego con el moño que llevaba amarrado sobre su brilloso y ondulado cabello castaño.

— Oh prima, cuando mi madre nos avisó que habías llegado no pude esperar hasta la cena, estuve horneando el pastel desde anoche y quise traértelo personalmente.

Abrí la boca para contestar, pero la mirada penetrante de Gertrude hizo que me tragara mis emociones y me aclarara mi garganta, corregí mi postura por una elegante y conteste con cortesía — Agradezco tu gesto, querida ¿Te gustaría degustar un exquisito té? Ll est importé de France (Es importado desde Francia) — Estaba segura de que me escuchaba como una tonta, aún no conocía mucho vocabulario elegante, sin embargo, Gertrude asintió en aprobación.

Excusez-moi, solo estoy de visita, iré a ver a mi amiga Anne — Diana me siguió el juego con el vocabulario elegante, lo que me provocó una pequeña risa.

Acompañé a mi prima a la salida mientras Stevens le ayudaba a colocarse su abrigo — Fue una grata visita Diana, Jusqu'à la nuit (Hasta la noche) — La despedí.

Jusqu'à la nuit Me sonrió caminando hacia su casa.

— ¿Qué tal lo hice? — Pregunté a Gertrude, refiriéndome a mi francés.

— Fue un total fracaso — Contesto cortante entrando a la casa, pase mi lengua por el interior de mi labio enojada, hasta que volvió a hablar — Pero no fue un asco.

Sonreí, tal vez era el primer comentario positivo que tenía por su parte, corrí escaleras arriba, volviendo a ignorar las quejas de la anciana y me dispuse a arreglarme para la cena de esta noche con los Barry.

Jeggy | Jerry BaynardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora