Verborragia

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— ¡Lo hice! ¡____! ¡Lo hice!

Diana corría hacia mí con una sonrisa radiante, yo me detuve a mitad del camino de tierra, si algún carruaje hubiera venido a gran velocidad probablemente hubiera quedado como tortilla.

— ¡Oh Diana! — Salude fingiendo una sonrisa, toda la situación en Green Gables aún me tenía afectada.

— Le hice un regalo a un chico — Suspiro mi prima enamorada.

Me quedé un shock unos momentos hasta que por fin pude balbucear unas palabras con dificultad — Me alegro por ti prima, encontraste a tu alma gemela.

Diana me abrazo con fuerza y después se separó — Le borde un pañuelo con sus iniciales ''JB''

No era estúpida, sabía lo que estaba pasando y debía hacerme a un lado, no tenía comparación con Diana, ella era hermosa, su cabello negro, su agradable compañía, su elegancia, toda ella era perfecta, y yo... era una salvaje con mala reputación.

— ___ ¿estás bien?

No me había dado cuenta cuando empecé a llorar, apenas unas leves lágrimas mojaban mis mejillas, pero eran muy visibles.

— Es alegría — Mentí — Lloro de alegría por ti, prima.

Ambas nos abrazamos y seguimos caminando a casa juntas, una con más prisa que la otra, no me permití llorar hasta que llegué a mi hogar, prácticamente corrí lejos de Diana.

Subí las escaleras con pasos fuertes y azoté la puerta, cosa que no le gustó a Gertrude para nada.

— ¡Niña! Una señorita no azota la pue... — Se quedó callada al escuchar mi llanto, estaba boca abajo sobre mi enorme cama, sorbia la nariz cada tanto e hipaba debido al dolor del corazón roto — ¿Que te paso?

Seguí sin contestar a sus llamados, Gertrude se sentó suavemente en la cama, no sabía que decir.

— Lo sé — Susurro luego de unos minutos — ¿Te hizo algo Danilo?

Negué aún con la cara en la almohada.

— Fue un muchacho — Solloce — Creí que teníamos algo especial.

Mi respuesta pareció sorprenderle, pero no dijo nada, sabía que no era el momento de regañarme.

Me senté en la cama con la cara llena de lágrimas — ¿Que hice mal Gertrude?

— Seguro no fuiste tú — Trato de tranquilizarme la anciana — Escucha, así son los chicos, les gusta juguetear, pero no se lo toman en serio.

— Eso es cruel — Sorbí la nariz molesta — Pero Jerry no es así.

— Con qué Jerry — Gertrude se cruzó de brazos negando desaprobatoriamente, carajo ¿Por qué siempre hablo de más? — Te dije que no te acercaras a los muchachos, te pueden lastimar.

— Entonces me acercaré a las muchachas — Bromee.

Gertrude me dio un leve golpe en el hombro — No juegues — Advirtió. Reí levemente. — Solo tienes que superarlo.

— ¿Se puede superar un dolor así? — Quise saber.

— Se puede — Asintió la anciana — Yo lo he vivido.

— No sé qué hacer — Deje caer mi espalda en la cama de nuevo.

— Aclara las cosas con él y libérate mientras puedas — "Aconsejo". Tal vez no estaba tan equivocada.

|...|

Camine con Anne a su casa, pasaríamos la tarde juntas para leer el nuevo artículo que había publicado la pelirroja, claro que eso sólo era una excusa para ver a cierto chico francés.

Jeggy | Jerry BaynardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora