Jeggy | Jerry Baynard

Prometido

— ¿Y cuando sucedió eso? — Chillo Gertrude igual, o más, sorprendida que yo.

— Eso mismo dije yo — Hablé desde el sillón. Estaba acostada boca abajo con los pies arriba tratando de relajarme y no pensar tanto en el lío en el que estaba.

Gertrude salió de la cocina, cuando vio mi postura en el sillón me miró enfadada — Te diría que cuidarlas tu postura, pero hay cosas más importantes por las que preocuparse.

— ¿Gertrude ignorando mi postura? ¿Que podría ser más importante? — Me levante confundida.

— Oh no lo sé — Dijo sarcástica, acercándose a mi ¿Quién carajo le había enseñado el sarcasmo a Gertrude? — Tal vez un prometido que no se sabe de donde salió.

Gertrude me dio un leve, pero doloroso, manotazo en mi hombro — ¡Auch! — Me queje por el golpe.

— A esto me refería con no acercarte a los niños — Me regaño — ¿Que vas a hacer con un prometido? Peor aún ¿Que vas a hacer con un prometido que no es Cole?

— Cole... — Comencé a decir rodando los ojos, pero me Interrumpió.

— Cole se fue, si, ya lo sé — Gertrude extrañaba mucho al rubio, o más bien extrañaba recordarle que algún día se casaría conmigo, cuando se fue, la vieja dijo que no aceptaría a ningún prometido a no ser que fuera Cole, vaya, al final si le agrado.

— Gertrude — Me deje caer de nuevo en el sillón — ¿Que voy a hacer? No quiero casarme.

— No lo harás — Sentenció — Hablaremos con sus padres, ese muchachito no es bueno para ti, mira cómo te dejo el brazo.

Gertrude se acercó a mi tocando levemente el morado que se había formado, parecía un atardecer, un doloroso atardecer.

— Gracias — Murmure, Gertrude me miró confundida — Gracias por ayudarme y... por no dejarme sola.

— Iré por un ungüento — La vieja se levantó para ir a su habitación — No te muevas.

— No la haré — Hice un saludo militar.

Hablando de militar, no deje de pensar en el internado ¿Pensarán llevarse a niñas de Avonlea? ¿Y si se llevan a Anne?

Cuando Gertrude bajo y comenzó a colocar la pomada pregunte.

— ¿Abrirán un nuevo internado?

Gertrude detuvo la acción que hacía para mirarme.

— ¿Como te enteraste? — Pregunto.

— Avonlea es un pueblo pequeño — Explique — Y por Rachel — Mi segunda opción pareció la más probable pues Gertrude asintió obvia.

— Lo abrirán, se llevarán a muchos indios — Murmuró Gertrude — A todos los que puedan.

— ¿Y si sus padres no los dejan?

— Sabes que eso nunca los detuvo.

Trague saliva incómoda, no quería hablar de ese tema, pero debía hacerlo, no quería que Ka'kwet sufriera lo mismo.

— No si se los impedimos — Gertrude me miró confundida — Diré la verdad, contaré lo que en realidad pasa ahí.

— Tú no dirás nada — Dijo Gertrude — Recuerda que esa misma idea de ayudar a la gente te hizo hundirte en la mierda en la que te encuentras.

Diablos, Gertrude uso la palabra "mierda", el apocalipsis se acerca.

— Pero...

— Pero nada — Me Interrumpió la vieja — Calladitas nos vemos más bonitas — Rodé los ojos ante su comentario — Recuerda que te perdonaron la vida, pero no lo volverán a hacer si se dan cuenta que no has recapacitado, y peor aún, nos asesinaran a ambas.