El porque de estar aquí.
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— Que hermosa te ves.
— ¡Por Dios, pareces una princesa!
— algo nuevo, algo viejo, algo prestado, algo azul...
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•Me encontraba sentada mirando mi reflejo, era como si estuviera en un sueño, no podía creerme que esa persona delante de mí era yo.
Ahora era una periodista anónima que escribía notas a favor de nueva educación de calidad para los indios y personas de bajos recursos. Sonaba realmente fantástico aunque algunas veces podría ser peligroso y agotador.
Y ahora estaba allí, con un vestido de novia y una independencia bastante libre, me casaría con el chico de mis sueños y lo mejor era que no sentía que iba a condenarme de ningún modo.
— Ya está todo listo. — Collin interrumpió mis pensamientos entrando a la enorme habitación — Que linda estas.
Le sonreí levemente mientras me levantaba, suspiré y el borro su sonrisa.
— No respondieron mis cartas — Se adelantó a responder lo que con la mirada le había preguntado — Lo siento mucho, ___.
— Descuida — Negué como si no me importara y la verdad no lo hacía, solo era extraño casarme sin que mis padres estuvieran presentes.
— Yo te llevare al altar — Collin me sonrió por última vez antes de salir y decirme que era hora.
Suspiré de nervios y mire a mi alrededor, la habitación estaba sola y era la última vez que la vería así, luego de casarme compartire el resto de mi vida con aquella persona, era aterrador y al mismo tiempo emocionante.
— Deja de pensar y hazlo — Sonreí mirando a la anciana por el espejo — Las mujeres emocionales no pueden concebir hijos.
Solté una risa burlona y me di la vuelta para abrazar a Gertrude, esa mujer si que era una guerrera, mira que ser arrollada por un caballo y salir ilesa, es de admirar.
— Creí que no vendrías — Le confesé con una sonrisa — Estoy a punto de casarme.
Ella me miró tiernamente y pasó mi cabello hacia atrás seguido de otro abrazo — Estas muy grande, ___. La primera vez que te vi en el internado no creí que sobrevivirias sinceramente, pero ahora que te veo tan adulta, me dan ganas de llorar.
— Las mujeres emocionales no pueden tener hijos, recuerda.
Ambas reímos ante ese comentario tan soso que ahora sólo tomábamos a modo de broma.
Salimos de la habitación no sin antes agarrar las flores que se encontraban en el tocador, salí hacia el jardín en donde se daría la boda, habíamos elegido una hermoso día de primavera, todo el campo estaba verde y las flores resaltaban bastante, todo era hermoso.
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Jeggy | Jerry Baynard
Fiksi Penggemar"-Bonjour, Jeggy ¿Puedo decirte Jeggy?" "-¿Podrías dejar de ser tan irritante?" En donde la chica nueva de Avonlea ama fastidiar al trabajador de los Cuthbert.