El silencio los abrazó, haciendo audibles las respiraciones de los jóvenes en la otra cama.
Sentía su cuerpo pesado, mas no tenía sueño del todo, pues su cabeza no paraba de repasar lo acontecido durante la noche, estaba llegando a un punto en el que no podía ignorar ciertas acciones del menor entre su brazos ¿Qué significaba todo eso? Por más que le daba vueltas al asunto nunca encontraba respuesta, salvo el inevitable "enamoramiento". Su cabeza comenzó a dar vueltas, así que cerró los ojos e intentó no pensar más.
—¿Estás bien? —el aliento de Bruno chocó contra su clavícula, haciéndolo temblar—
—S-si… —suspiró, intentando relajarse— sólo muy ebrio.
—¿No más whisky? —preguntó juguetón—
—No tanto whisky —respondió con seriedad—. No me estás haciendo dejar los placeres que me da la vida.
—Definitivamente no estoy haciendo eso, Leone —se apartó unos centímetros—, estoy igual o más ebrio que tú.
Ambos comenzaron a reír, deteniéndose en algún punto que Leone no notó, sólo miraba hacia el frente, con la cabeza ligeramente inclinada, hacia donde creía que se encontraban los ojos azules más hermosos del mundo. Bruno tampoco hablaba, pero podía escucharlo respirar por la boca.
Algo desconocido lo hizo querer hacer su cabeza más adelante, pero cuando lo hizo, supo que aquello no era correcto, deteniéndose al instante. Logró notar como la respiración del otro se detuvo. La necesidad de pedir perdón por acercarse innecesariamente comenzó a hacer eco en su cabeza con violencia, pero no creía que pudiera darse demasiado a entender en su actual estado, hasta que Bruno suspiró con fuerza; estaba tan cerca que podía saborear el alcohol de su aliento.
—Oye, Leone… —preguntó Bruno muy despacio, recibiendo un gruñido indicador de atención— Qué piensas… —se detuvo un momento— ¿Cómo crees que es… el amor?
Mierda, mierda, mierda y mil veces mierda.
Su corazón se aceleró dolorosamente, mientras que el calor comenzaba a aumentar y a recorrer todo su cuerpo, sus músculos se tensaron y sintió como comenzaba a sudar. Guardó silencio, no podía hablar ¿Por qué Bruno salía con eso justo en éste momento, en su jodido estado? Quería salir corriendo, decir algo, moverse, respirar, lo que sea, pero estaba paralizado. Sin hacer absolutamente nada. Hasta que le faltó el aliento.
Exhaló estrepitosamente, respirando por la boca.
—¿Por qué —llevó su mano libre hasta su pecho y apretó su camisa— preguntas eso ahora?
—Necesito saber qué piensas —dijo sin titubear, como si la borrachera se le hubiera esfumado del cuerpo— ¿puedes responder?
—Yo… —su mandíbula tiritó, haciendo que sus dientes castañearan dentro de su boca— no lo sé —dijo con dificultad—. No sé qué quieres… —jadeó— que diga…
—Leone —un par de manos abrazó su rostro—, sólo quiero que me digas qué crees, nada más —una mano se alejó, para comenzar a darle caricias sobre el cabello—. Me importa lo que digas.
—Bien… —silencio; necesitaba juntar el valor para pronunciar su respuesta, pues llevaba demasiado tiempo pensando en el condenado tema— Yo… n-no sé qué es eso, Bruno… —extrañamente sintió que sus ojos se inundaron; no, no necesitaba eso ahora— L-lo he pensado… mucho estos días —las caricias en su cabeza cesaron, y aquella mano regresó a su mejilla, para acariciarla—.
—Tranquilo… —llevó una de sus manos a su nuca, rascando con suavidad el cuero cabelludo de Leone— Yo también he estado pensando mucho en eso estos días… —hipó de improviso, pareció atragantarse, pero luego continuó— Es… curioso ¿no lo crees? —terminó con un poco de diversión; Abbacchio apreció que intentara calmarlo—
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Four Seasons
FanfictionEra el siglo XVIII, y los problemas y disputas por la corona de un país terminan por afectar directamente a un errante que no tiene absolutamente nada que ver ni ofrecer. Leone teme por su apariencia en un mundo que odia y destruye lo que no entiend...