—No sé cómo agradecerte todo lo que has hecho… —habló el hijo del pescador a Abbacchio——¿Tienes algo que creas que pueda servirme? —preguntó curioso— No importa si no es dinero.
—Puede que si, en nuestro barco.
—En ese caso te ayudaré a cargarlo hasta allá —se refería a su padre, quien yacía dormido en el suelo, sobre heno cubierto de sangre—. No puede quedarse demasiado tiempo aquí, o la lluvia y el ambiente harán que las heridas se gangrenen.
Abbacchio alzó al hombre por sus hombros, mientras que su hijo se inclinaba para cargarlo en sus espaldas. Tras acomodarlo emprendieron su camino hasta el grande y atiborrado muelle. Mientras caminaban veía curioso si alguien más necesitaba algo de ayuda, deteniéndose en dos ocasiones para darles calma a dos hombres con su infalible y más mortal medicina. Todo bajo la atenta y curiosa mirada del menor de los pescadores.
Al llegar a la pequeña embarcación se apartó unos minutos, mientras acomodaban a su paciente en su barcaza, sacó una pequeña pipa hecha de arcilla y buscó en su manga derecha una pequeña bolsa de cuero, la cual guardaba su pequeña reserva de hierbas para fumar, sopló la punta de la boquilla, intentando expulsar los restos de cenizas que ahí quedaban. No recordaba el orden de las hierbas, sólo que las había acomodado en pisos, para variar siempre; en general, prefería la artemisa con un agregado de castaño. Con su mirada buscó la lámpara de aceite más cercana, colocó las hojas secas en su lugar y, tras guardar el contenedor de cuero en su lugar, sacó una varilla de madera, ocho centímetros aproximadamente, una de sus puntas estaba negra; acercó la misma hasta el fuego y, una vez traspasada la flama, regresó a ver al pescador aspirando el suave humo de la combustión.
El pelinegro menor estaba afuera, parecía buscarlo.
—¿Qué más se supone que debo hacer por él? —preguntó el joven pelinegro, la angustia era palpable en su voz— Nunca he tratado una herida así.
—Tu padre necesitará descansar mucho, muchísimo tiempo, eso… si es que no muere pronto. Debes estar listo para eso —debía ir al grano, el hijo del pescador se veía mayor, su deber es estar listo para afrontar las verdades de la vida—.
—Lo sé, no soy un niño —desvió la mirada—. La situación me tomó por sorpresa… pero ya está bien. Debo buscar la forma de llevarlo de regreso a Nápoles.
—¿Nápoles? —preguntó curioso tras exhalar el humo de lo que fumaba— ¿Se dirigen hacia allá?
—Si, somos de allá.
—Podríamos hacer un trato —se ganó la curiosidad de su interlocutor— ¿Podrían llevarme hasta allá?
—¿Lo dices en serio? —sus ojos se agrandaron— ¡Claro que si! Te debo muchísimo por lo que has hecho… —desvió la mirada—
—Leone, es mi nombre.
—Un gusto, signore —hizo una leve pero agraciada reverencia—. Bruno —se señaló—, y mi padre es Paolo. Familia Bucciarati.
—El gusto es mío —inclinó la cabeza—.
Dio una gran calada a su pipa mientras seguía a Bruno, deteniendo su acción cuando estuvieron sobre la cubierta, observó el lugar con la mirada, todo al mismo tiempo que los ojos azules volteaban a mirarlo. No era un lugar pequeño, pero tampoco tan grande, no llegaba al porte de una carabela, tal vez más pequeña, pero estaba acondicionada de una forma muy útil.
—¿Viven aquí? —la embarcación era demasiado grande para ser funcional a cargo de dos hombres; continuó recorriendo el lugar, intrigado y ansioso, nunca había visto algo así— Asombroso… —se echó la capucha hacia atrás, descubriendo toda su cabeza; agradecía que la lluvia se detuviera. Tomó con ambas manos un manojo de cuerdas, muy bien anudadas, las siguió con la vista para ver a dónde llevaban, descubriendo que era un complejo sistema de poleas para mover las velas; aquel trabajo parecía sofisticado, quien lo había elaborado sabía lo que hacía—
—El color de tu cabello es bastante curioso…
La suave voz a sus espaldas lo hizo dar un salto, seguido de un escalofrío de pies a cabeza, y soltó las cuerdas, dejándolas caer sin cuidado, para taparse lo más rápido posible. Había comenzado a sudar, asustado. No se volteó, sólo se escondió en la penumbra que le brindaban las telas sobre él; no le agradaba la idea de ser visto con desprecio, no después de lo satisfecho que se sentía por ayudar a tantas personas. Sin notarlo, comenzó a tiritar.
—Lamento si dije algo que no debía —la voz del joven lo rodeó—. Estoy acostumbrado a ver cabezas negras —rió levemente—, no quise ser grosero.
—N-no es eso… —intentó controlar los temblores y alzó el rostro— Yo… suelo tener problemas por él —confesó algo incómodo, no estaba acostumbrado a dar demasiadas explicaciones sobre el asunto, usualmente huía antes de que alguien lanzara la primera piedra—.
—Oh… —suspiró— En ese caso… —levantó una mano y acomodó las telas de la capucha negra, de una forma que el cabello estuviera cubierto y su rostro no; abrió los ojos sorprendido al poder ver bien la combinación de colores amarillos y violetas del contrario— Asombroso…
Leone desvió la mirada, cohibido.
—No sabía que los ojos pudieran tener ése tipo de colores —se acercó unos centímetros para verlo mejor—.
—Un viejo conocido solía decirme que sus dioses los pintaron a mano —comentó en voz baja, luego rió levemente, recordando algo que había sucedido hace muchas lunas—.
—Creo que sus dioses pintaban muy bien —susurró, cómplice—. Pero —se cubrió la boca con el dorso de su mano y miró en dirección a la habitación donde estaba su padre—, aquí entre nos, no hablemos de esto frente a mi padre, es una persona muy devota.
La pequeña risa que compartieron fue suficiente para que Bruno se ganara la confianza de Leone.
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Curiosidades del capítulo:
Abbacchio es muy ansioso, así que será normal verlo en situaciones donde use métodos para calmarla un poco. Acostumbrará a fumar, todo tipo de cosas, y, por lo curioso que es, acostumbra a probar todo lo que alguien quiera intercambiar. Espero poder escribir una escena graciosa con eso.
¡Hola, personas hermosas!
Hoy estoy muy, muy contenta, así que les traigo otro capítulo 😊
Adoro ver a Bruno y Leone interactuando, desde algo trivial hasta la privacidad ociosa que podrían compartir, simplemente los amo 🥺
¿Alguna duda? En este cap no hay muchas curiosidades, pero no desesperen, ya los dejaré con dudas más adelante 😆
Muchas gracias por leerme 💖
Rashi ✨

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Four Seasons
FanfictionEra el siglo XVIII, y los problemas y disputas por la corona de un país terminan por afectar directamente a un errante que no tiene absolutamente nada que ver ni ofrecer. Leone teme por su apariencia en un mundo que odia y destruye lo que no entiend...