I.20

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No veía absolutamente nada, después de pedirme pololeo el Erick me había puesto una venda sobre los ojos, no sé a dónde me llevaba, pero habíamos caminado caleta, además creo que habíamos salido a la calle porque sentía frío, sin embargo el Erick ...

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No veía absolutamente nada, después de pedirme pololeo el Erick me había puesto una venda sobre los ojos, no sé a dónde me llevaba, pero habíamos caminado caleta, además creo que habíamos salido a la calle porque sentía frío, sin embargo el Erick había puesto su chaqueta sobre mis hombros. Este era el mejor día de mi vida. Dos de los sueños de mi vida se habían convertido en realidad, los 1D sabían de mi existencia y me habían cantado feliz cumpleaños y ahora estaba pololeando con el Erick.

―Ten cuidado porque hay un escalón ahí―levanté mi pie con cuidado tanteando el terreno, hasta que di con suelo firme―Bien, ya llegamos―iba a preguntar a dónde habíamos llegado, pero la venda cayó de mis ojos, estaba todo oscuro. El Erick puso mis lentes en mi mano, los agarré y me los puse en los ojos. La luz se encendió y...

― ¡Feliz cumpleaños! ― escuché. No podía creer lo que veían mis ojos. Estaban los compañeros del Erick, sus esposas o pololas, gente que no conocía también. Y había un cartel gigante que decía "Felises 17" ¿Quién puso ese cartel? Casi me da cáncer esa falta de ortografía.

                Me saludó más gente que nunca. En casa apenas y me saludaba la familia y la Marisol que era prácticamente la única amiga que tenía.

― ¿Y? ¿Te gustó la sorpresa? ―preguntó el Erick hablándome cerca del oído.

―Sí, me encantó, excepto ese cartel, felices con s ¿En serio? ―dije. El Erick dirigió su mirada al cartel y frunció el ceño.

―Si alguien es el culpable de eso es el Eduardo a él lo mandé a comprar los adornos.

―Oe culiao no es nah mi culpa, es culpa de estos gringos culiaos que no cachan nah―dijo el Eduardo que casualmente estaba escuchando.

―Ven vamos a bailar mejor Di―dijo el Erick. Sonreí. Le tomé la mano y dejé que me guiara a la pista de baile.

                El carrete que se habían montado por mi cumpleaños estaba cuático, era en una disco que estaba full prendida, el dj estaba poniendo pura música latina, reggeaton, trap y esas cosas. Además había barra libre. Con el Erick no habíamos salido de la pista de baile en todo el rato a pesar de que odiaba bailar, hoy estaba feliz y nada me importaba. 

― ¡Hora de cantar el cumpleaños feliz! ―gritó alguien. La música se apagó. Y la luz también. Luego la luz de las velas de una torta aparecieron frente a mí. El Erick tomó la torta y la puso frente a mí. Todos los presentes comenzaron a entonar el cumpleaños feliz, yo no sabía dónde esconderme siempre había odiado cuando me cantaban el cumpleaños feliz, e imagínense con toda esa gente mirándome, que vergüenza. Solo me dediqué a mirar la torta, que tenía diecisiete velas de esas que lanzaban chispas.

                Luego de que terminaron de cantar el feliz cumpleaños, empezaron a gritar que pidiera tres deseos. Por primera vez en mis diecisiete años no se me ocurría ningún deseo, lo único que quería pedir era que mi relación con el Erick funcionara y pudiéramos ser felices... Luego de pensar eso apagué las velas. Apenas lo hice alguien me empujó y mi cara cayó directo a la torta. Iba a matar a quien lo hizo, sentí torta hasta en mi nariz.

Just Give me a Reason || Erick PulgarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora