I.23

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Me estaba costando respirar, mi pecho estaba apretado en el momento que se terminó la grabación, no podía creer lo que había escuchado, no podía creer lo que el Erick había dicho, un nudo apareció en mi garganta, no podía tragar, no podía, no podía con esto. El Erick me mintió, me engañó, todo para acostarse conmigo, solo jugó conmigo... yo no sé cómo sobreviviría a esto...

Cada maldita palabra se incrustó en mi corazón como si fueran dagas, cada una de ellas hizo sangrar mi corazón hasta que finalmente se destruyó por completo.

―Diana...―dijo el Erick con voz suave, me miraba como si yo fuera un ciervo herido. Intentó tomarme la mano.

― ¡Aléjate, aléjate! ¡No me toques! ―grité como una loca y manoteé sus manos. El maldito me miró dolido, como si yo le hubiese hecho algo. Luego me alejé lo más posible de él. El nudo que tenía en la garganta al fin se deshizo y las lágrimas comenzaron a caer, los sollozos comenzaron a apoderarse de mi cuerpo.

―Di, cálmate, déjame explicarte, solo escúchame por favor...―se acercó a mí, otra vez.

― ¡No! ¡No! ―grité entre llantos, hice mis manos unos puños y comencé a pegarle en el pecho, él me dejó que le pegara. Luego de unos segundos de pegarle mis piernas flaquearon y me derrumbé en el piso, caí de rodillas, el dolor que sentía era demasiado. Sentí que el Erick me agarró, por lo que no me golpeé en el piso, pero si lo hubiese hecho no me importaba. Luego el estúpido me abrazó y dejé que lo hiciera, solo hundí mi rostro en mis piernas y dejé salir todo el llanto.

―Oye...―el Erick levantó mi rostro de entre mis piernas, me agarró del mentón y me hizo mirarlo. No soportaba ver su rostro, no soportaba ver ese rostro que tanto amaba y que me había mentido tanto, que me había engañado, yo había caído redondita ante él. ¿Cómo fui tan tonta? ¿Cómo no me di cuenta de sus mentiras? ―Diana amore mio...―su voz se quebró y unas lágrimas cayeron desde sus ojos. No le creía sus lágrimas, era un muy buen actor. Se merecía un Oscar por lo que hizo, por engañarme tan bien. Levantó su mano y acarició suavemente mi mejilla. Le manoteé la mano, ya no soportaba más su toque. Era un imbécil, un maldito. No quería que me tocara nunca más.

―Te dije que no me tocaras, no quiero que nunca más me vuelvas a tocar―sollocé.

―Todo es mentira Diana, es mentira, te lo juro... Yo te amo por la chucha, te amo demasiado, no me dejes Diana, no me dejes por favor―suplicó.

― ¿Qué? ¿Qué no te deje? Ciega pude estar, pero sorda no, escuché perfectamente lo que decía ese vídeo, te escuché perfectamente cuando decías que lo único que querías era jugar conmigo para meterme en tu cama.

―Sí, sé que dije eso Diana no tengo excusa, pero era mentira, no lo dije de verdad, yo te amo, te amo Didi―las lágrimas caían por sus mejillas, igual que lo hacían por las mías. Se inclinó y puso cara encima de mis piernas y me rodeó la cadera con sus brazos―Perdóname, perdóname Diana, yo no lo dije en serio, yo nunca jugué contigo lo de ese vídeo es mentira. ¡Es mentira! ―gritó. Lo que me decía ya no tenía validez para mí, era un vil mentiroso.

― ¡Basta! No quiero escuchar más de tus mentiras, Erick, todo lo nuestro fue una mentira―limpié mis lágrimas y los mocos que caían de mi nariz con mi brazo de manera furiosa―Y ahora suéltame que no quiero verte nunca más.

―No, Di, no, créeme por favor... te amo, te amo, te amo―levantó su cabeza de mis piernas y me miró, intentó besarme, pero lo alejé.

―No, Erick ¿Acaso no escuchaste? No quiero que me vuelvas a tocar, una vez dijiste que no ibas a hacer nada que yo no quisiera y espero que al menos eso haya sido verdad, así que ¡No me toques! ―él alejó sus manos de mí al instante. Me paré como pude del suelo, quería escapar de ahí, quería irme, quería... no sé qué quería, ahora nada tenía sentido en mi vida.

Just Give me a Reason || Erick PulgarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora