El chico se terminó de abotonarse la camisa y se levantó cogiendo la chaqueta que se encontraba en el suelo.
—¿Nos vemos mañana?
Dante miró por encima de su hombro y la miró con una sonrisa fingida.
Sophie...No, ¿Sara?, ¿Sandra? Como fuera el nombre de la chica, se encontraba con los brazos cruzados por detrás de su cabeza observándolo desde la cama. Sus pechos desnudos y bonitos al descubierto.
(N/a: Puaj narración hetero 🤢
JAJAJJSKS)Dante le regalo una pequeña sonrisa.
—No creo. Estaré ocupado. Ya te escribiré.—Dijo y caminó hasta la puerta.
Escuchó el crujir de la cama y pasos suaves y rápidos detrás de él. Dante rodó los ojos cuando una mano le impidió abrir la puerta para salir. Se giró sobre sus talones para quedar cara a cara.
—Mientes, de seguro no me escribirás hasta que yo te busque o te encuentre por casualidad.—Los ojos oscuros de la chica le recorrieron el rostro.
Dante resopló. Se inclinó para dejar un casto beso.
—Me conoces tan bien...—Rio.—Si ya sabes cómo soy, no esperes más de mí.
La mujer no dijo nada más. Dante decidió salir pero un agarre fuerte en su brazo lo detuvo.
La chica lo arrastró hasta la cama, lo tumbó y se colocó entre sus piernas, se colocó el arnés doble.
(N/a x2: Espero que sepáis lo que es, pecadorxs)
—No quiero que aún te vayas.
(...)
Dante caminó hasta la mesa donde se encontraba sus amigos y se sentó al lado de Mateo.
Se aguantó una maldición cuando su trasero tocó el duro asiento.
Su amigo levantó la mirada de su teléfono para mirarlo.
—¿Estás bien?—Preguntó el pecoso.
Dante asintió incómodo por la punzada y ardor que sentía en la parte trasera.
Maldita Saray. Su nombre era Saray. Lo recordó cuando la mujer le obligó a gemirlo.
—Ayer te desapareciste.—Mateo rodeó su brazo alrededor de los hombros de Dante.
—Tuve un pequeño percance...—Desvió la mirada.
Mateo entrecerró los ojos pero aceptó la respuesta.
Dante agradeció que su amigo era de los que no insistían cuando alguien no quería contar o explicar ciertas cosas.
—¿Hoy estarás libre? No hemos salido en unos días.
Dante lo miró con una ceja enarcada.
—Teníamos un plan hace unos días pero por asuntos misteriosos tuyos no asististe y yo me quedé cuidando en tu casa a Zyon y Chay.
Mateo apoyó su cabeza en el hombro de Dante, este quiso empujarlo.
—Tú ayer cancelaste también y no me has dicho por qué.
Dante apoyó un codo en la mesa y posó su babilla en su mano.
—Es difícil de decir...
Era una mierda realmente. A él, sinceramente, no le importaba si la gente sabía o no que veía a mujeres...Rudas. Solo que sí quería mantener en secreto el pequeño detalle de que le gustaba recibir.
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Dejemos de fingir (3)
Teen FictionMateo es listo, guapo, coqueto y con un sentido del humor fascinante. Y por si fuera poco, popular. ¿Que si tenía dinero? Dinero no le faltaba. Definitivamente lo tenía todo. Era perfecto. Solo que tanta perfección era un poco abrumadora para los d...