{ 26.- Recuerdos}

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Mateo miró la pantalla del móvil. En la foto de perfil de Sian se encontraban él y Cole. Los hermanos tenían tanto parecido.

Mateo sonrió tristemente mientras pasaba los dedos por el rostro de Sian. Ah...Mierda.

Lo extrañaba.

Habían pasado más de dos semanas y no se habían contactado. Sian no lo había llamado ni escrito; Mateo tampoco. ¿Dónde había quedado el acuerdo?

Mateo rio. Ni siquiera era un acuerdo, él solo lo ofreció pero ninguno había aceptado.

Era un idiota.

Por un momento había pensado que podía haber recuperado a Sian por lo que ocurrió en el coche. Qué iluso. Solo era sexo, no nada más.

Y el que Sian no lo contactara significaba algo.

Mateo suspiró y se levantó. Caminó hasta los altavoces y los encendió.

Dante lo miró mientras jugaba a la play.

—No me digas que vas a volver a empezar.—Se quejó su amigo.

—Calla.—Dijo Mateo y puso una canción, subió el volumen.

Dante suspiró frustrado. Dejó el mando sobre la mesa y se acercó a Mateo, se asomó por el hombro de este.

—¿Otra vez esa canción?—Preguntó Dante con una mueca.

—Me hace pensar en él.

Dante lo miró extrañado.

—¿Por qué escuchas algo que te recuerda a él? Además, es una canción de pérdida.

Mateo se alejó mientras empezaba la letra.

—Porque me gusta recordar que lo perdí.—Se encogió de hombros y cogió una cerveza de la nevera.

—Matt...

Me duele amarte...—Mateo empezó a cantar, ignorándolo.—Sabiendo que ya te perdí. Tan solo quedará la lluvia, mojando mi llanto y me hablará de ti.

Dante vio como su amigo cantaba tan despechado. Al principio, cuando Mateo escuchaba canciones y las cantaba a todo pulmón, era gracioso, ahora era triste y cansado.

Me duele amarte.—Bebió.—Los sueños que eran para ti se pierden con cada palabra, con cada momento que esperé vivir.

Junto a ti. Porque Mateo se había imaginado algo bonito y duradero junto a Sian y Cole. Posiblemente se había adelantado y emocionado él solo, pero, en su defensa: Se había enamorado. Solo era un tonto más del montón, que deseaba un "comieron perdices" junto al chico que quería.

Mateo cerró los ojos. Recordando las palabras que lo destrozó. Como Sian las decía como si no le importara, como si Mateo fuera de piedra.

Me duele más imaginar que tú te vas y dejarás...Detrás de ti...tu ausencia en mis brazos.

Porque la cama estaba vacía, no había un pequeño, cálido y desnudo cuerpo a su lado. Estaba solo, cada noche y cada mañana. Sian estaba con otro, compartiendo y teniendo lo que tuvo con él, hasta hace poco.

Me duele tanto sospechar...Que ni tu sombra volverá... Para abrigar mi alma en pedazos.

Su corazón no era lo único que estaba roto. Todo su ser se sentía quebradizo, un vacío que no se llenaba con nada. Y que solo, probablemente, Sian podría arreglar ese dolor.

Porque sí, Mateo se había vuelto un poco dependiente y lo necesitaba. Había estado fingiendo toda su vida con los demás, y cuando llegó Sian pudo abrirse realmente. Sian lo había aceptado y había estado con él. Era la única persona que estaba de verdad junto a él.

Dejemos de fingir (3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora