{ 10.- Salida }

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Sian se sintió cohibido, pequeño y observado.

Es decir, siempre se sentía así, estaba acostumbrado y no le desagradaba, era su pequeño mundo...Pero las miradas pocas discretas que le daban se hacían cada vez más insoportable. Normalmente era capaz de ignorarlas y seguir adelante, mas esta vez sin poder irse...Le hacían sentir mal.

—Ten.

Sian levantó la mirada para observar al sonriente pecoso que le había traído una bebida.

—Gracias...

Mateo se sentó a su lado y pudo sentir como las miradas alrededor se intensificaban y los murmullos eran más sonoros.

—Aburrido, ¿no?

Sian lo miró, Mateo apoyó su brazo en el espaldar, detrás de la espalda de Sian, casi rozándolo. ¿Mateo estaba siendo sutil o no se percataba?

—Un poco...

Mateo dejó salir una pequeña risa.—Todos están muy tranquilos, normalmente hacen más escándalo.

Sian frunció el ceño. ¿Está gente hacia espectáculos? Pensó que serían los típicos ricachones que bebían vino caro y antiguo mientras conversaban de temas aburridos.

Un pensamiento totalmente discriminatorio: eran universitarios, después de todo, y vivían y disfrutaban como jóvenes de su edad; no eran señores en el mundo laboral.

—No nos dejan de mirar.—Mateo siguió hablando, la sonrisa no abandonaba sus labios cuando miraba a sus amigos.

Me he percatado.—Sian dio un trago a su bebida y arrugó el rostro.—De verdad que es asqueroso.

Mateo lo miró. Sian percibió cierta... ¿ternura? En su mirada. Sintió su rostro calentarse levemente.

Esperaba no estar sonrojándose.

—¿No te gusta el alcohol?

Sian desvió la mirada. No podía decirle que desde la horrible experiencia con el afrodisíaco de hace años...Estaba un poco traumado y le daba asco beber.

Solo que seguía tomando un poco para sentir la adrenalina. No para emborracharse.

No acabaría ebrio nunca más.

La primera vez que acabó con demasiado alcohol y droga en su cuerpo...Había terminado acostándose con el hombre sentado a su lado.

No quería que, al no estar completamente consciente, terminase en la cama de algún desconocido. Por lo menos no con un desconocido que él no hubiera elegido.

No soy fan de su sabor.—Se encogió de hombros.

De pronto se olvidó de que los demás los miraban.

—Hay muchas bebidas que están buenas, si quieres salir conmigo alguna otra vez, te invitaré a unas realmente deliciosas.

Sian le sonrió un poco.

Estaba seguro que no iba a volver a pasar.

Estaba aquí por dinero...Pero no sabía que podría ocurrir.

Él estaba alerta.

—¿Qué crees que están diciendo?—Mateo entrecerró los ojos y señaló a sus amigos.

Mateo se inclinó más cerca de Sian y habló en voz baja y con burla.

Sian pudo oler su colonia.

—"¿Por qué Matty trajo a ese?"

Sian sonrió de lado al escuchar la terrible imitación de Mateo a la voz de alguna chica.

—"Mira como va vestido"—Sian le siguió el juego.

Dejemos de fingir (3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora