•Epílogo•

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{ -Familia- }

Mateo entró a la habitación de la mano de Sian. Cole los seguía curiosos. ¿Qué hacían otra vez en un hospital? ¿Tenían que volver a ingresarlo? No le disgustaba la idea, le encanta los hospitales, eran limpios y ver a enfermeros y doctores de un lado a otro era también bastante entretenido.

Cole cerró la puerta detrás de Mateo y Sian y los observó desde atrás.

—¡Reflejo!—El moreno saludó alegremente a un chico que era idéntico a él pero con diferencias perceptibles. Aquel de la camilla era su hermano gemelo, Cole lo recordaba de la fiesta a la que asistieron hace varios meses.

El chico de la camilla tenía algo envuelto entre sus brazos y el señor rubio estaba sonriendo al verlos.

—No hagas mucho ruido, idiota. Estaba tratando de dormirlo.—Le regañó Rubén.

Cole miró a Mateo, este simplemente rio y pidió perdón.
Levantó la bolsa que traía con los regalos. Cole, intrigado, había abierto aquella bolsa la noche anterior y había visto unos pares de zapatos de bebé y varias prendas bastantes adorables y pequeñas.

¿Había un bebé? Cole quería ver a ese bebé. ¿Será eso lo que tenía Rubén entre sus brazos y que miraba con mucho amor y ternura?

—Ten, papi.—Mateo se dirigió a Liam guiñándole un ojo y le dejó la bolsa.—Unos regalos.

El rubio le agradeció. Cole les saludó y se sentó en el sillón de cuero blanco que estaba a un lado de la camilla.

La habitación era muchísimo más grande que la que tuvo él en Alemania.

—Gracias por venir.—Liam les dijo.

Sian negó sonriente.—No podíamos faltar.

Mateo asintió y se acercó a su hermano.

—Queríamos ver a nuestro sobrino.—Mateo se sentó en el borde la cama.

Rubén se sentó correctamente y destapó la manta que cubría al bebé.

—Oh, por Dios.—Mateo lo miró asombrado.—Es tan pequeño. Ven, Sian, ven a verlo.

El pelinegro se acercó a Mateo y se inclinó a ver al bebé.

—Es como si estuviera calvito.—Sian le acarició la cabeza.—Es tan rubio.

Rubén asintió y miró a Liam.

—Sacó el color de cabello de él, me encanta.

—¿Puedo cargarlo?—Mateo estiró los brazos.

Rubén con cuidado le pasó el bebé a Mateo y se volvió a tumbar. Liam le dio un beso en la frente a su esposo.

Cole moría por ver a ese bebé. Le parecía muy lindo ver a un ser tan pequeño e inocente recién llegado a este mundo. Quería ver si con este bebé podía sentir ese instinto protector de hermano mayor que sintió cuando vio por primera vez a Dean.

Este bebé, se veía bastante pequeño desde su sitio, en comparación con Dean. Sin embargo, se contuvo de levantar la voz para que le dejaran comprobar.

Dejemos de fingir (3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora