{ 11.- Pelea }

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Deberíamos ir ya a casa.

Sian miró a Cole, este hizo un pequeño puchero.

—Hemos estado fuera todo el día. Tengo que bañarte y tengo que arreglar el departamento. Tal vez tenga que ir a trabajar.

Cole soltó su mano y se cruzó de brazos. Ahora no parecía tener la intención de convencer a Sian para quedarse un rato más, sino se veía molesto.

—Ya sabía que no podría estar contigo mucho tiempo.

Sian sintió una punzada de culpabilidad.

Pero él tenía responsabilidades. Cole era una de ellas; precisamente por él debía ir a trabajar para que no le faltara nada y pudiera estar bien, dentro de lo que cabe.

Mateo volvió de retirar los premios que ganaron con una sonrisa, la cual decayó al ver a Sian y a Cole con la cara larga.

—¿Qué ocurre?

Sian se acercó a él y le dio un vistazo rápido a los dos peluches que tenía en sus brazos antes de hablar.

—Le he dicho que ya tenemos que irnos.—Hizo una mueca.

Mateo lo miró asintiendo lentamente.

—¿Y se ha puesto así?

Sian asintió y suspiró frustrado.

—Le dije que tal vez debería volver a trabajar.

Las cejas de Mateo se juntaron.

—Pero, ¿lo que te dio Dante no fue suficiente?

Sian casi se atraganta.

Era vergonzoso que Mateo se lo recordara. Le hacía sentir mal. Solo que a Mateo parecía darle igual. Había sido sorprendente que el pecoso al enterarse hubiera reaccionado bien y no se lo hubiera tomado a malas. Mateo no lo había visto como alguien interesado, solo como alguien que necesitaba dinero.

No sabía qué era peor.

De cualquier forma; ambas eran vergonzosas.

—No voy a aguantar con eso varios meses, Mateo. El año tiene doce meses. Y el dinero se gasta. Tengo que tener ahorros.

Mateo apretó sus labios, tarareó pensativo.

—La verdad es que quería llevaros a mi casa un rato.—Dijo.—Quería que Cole viera a Zyon y Chay.

Sian lo meditó unos Segundos.

Mateo le dio un leve empujón con el hombro. Sian lo miró tratando de no sonreír.

—Anda...Sé que quieres llevar a Cole para que vea a las gatitas, así su humor volverá a ser alegre.

Sian rodó los ojos.

—Solo será un rato.—Insistió el más alto.

Sian se mordió el labio observando a Cole, este le miró de reojo y cuando se dio cuenta que Sian lo miraba, giró el rostro.

Sian asintió.

Dejemos de fingir (3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora