Luz de Luna [Virtus Lapidi #1] ✓

Capítulo Tres ||Pesadillas||

Nathan

⎯⎯ Tenemos que salir de aquí - gruñó.

⎯⎯ Por si no lo sabes, genio, estamos encadenados - respondió el hombre de cabellos blancos, rodando los ojos.

⎯⎯ Si eres tan listo, dinos cómo salir de aquí, no veo que te esfuerces en intentarlo.

⎯⎯ Chicos, paren - suplicó la mujer rubia que estaba con ellos -, peleando tampoco conseguirán algo. Nathan tiene razón, tenemos que salir, Leyla sigue allá afuera sola y...

⎯⎯ Si es que sigue con vida - interrumpió un hombre alto quien permanecía cabizbajo -. No me miren así, ustedes vieron lo mismo que yo, nadie sobrevive a eso, ni siquiera ella.

Nathan agachó la vista hacia sus muñecas. Se sintió impotente. Cada vez que recordaba la espada perforando el vientre de Leyla sentía que moría con ella. Quería permanecer con fe. Quería verla aparecer de entre las sombras y burlarse de ellos por llorarla o quejándose porque la dieron por muerta, pero nada de eso sucedía, y el tiempo pasaba llevándose consigo cualquier ápice de esperanza.

⎯⎯ No pierdan la fe, chicos - alentó la mujer -. Saldremos de aquí y nos volveremos a encontrar con Leyla, de eso estoy segura.

⎯⎯ Eso espero - susurró Josh a su lado, apoyando la cabeza en la pared, dejando escapar una lágrima silenciosa.

Nathan también lo esperaba.

Cuatro años antes

Las venas de su brazo se iban hinchando lentamente adoptando un color azul cielo que lo recorría semejante a raíces de árboles. Su brazo, al igual que el resto del cuerpo, se entumeció. No era capaz de controlar sus movimientos, por eso no entendía por qué se movía ni hacia dónde.

De sus manos emergió un brillo azul que de apoco comenzó a cegarlo. Luego, sólo oscuridad y gritos.

Despertó sobresaltado mirando a su alrededor, con su mano sintiendo las aceleradas pulsaciones de su corazón.

Hace tiempo que sus sueños comenzaron a volverse molestos y agotadores; parecían no querer parar por más que tomara pastillas para dormir o incluso por el mismísimo tiempo.

Su cuarto estaba siendo tenuemente alumbrado por las luces de los faroles de la calle que se asomaban con dificultad a través de las gruesas cortinas de su ventana.

Decidió levantarse pues ya no podría volver a dormir. Comenzó su día como todas las mañanas.

***

El timbre sonó y Nathan soltó un bufido al no alcanzar a terminar a tiempo la tarea.

⎯⎯ Para la próxima, hermano - su amigo Jared le palmeó amistosamente el hombro.

Nathan levantó la vista a causa de la estatura de su rubio amigo, frustrado.

Salieron del salón de clase y caminaron por los pasillos del Liceo.

⎯⎯ Hombre, no te enojes. El mundo no se acabará por no terminar la tarea.

Era cierto, pero no estaba molesto por no acabar la tarea a tiempo, sino porque se distrajo la mitad de la clase tratando de acordarse del sueño que tuvo esa noche. Cuando llegó al Liceo estaba listo para contárselo a Jared, pero como si de humo se tratara los recuerdos del sueño se esfumaron y no lograba recordar nada más que su cuerpo entumecido.