#ChangbinDay

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HYUNBIN
dumbi dumbi. ────── changbin no toleraba el alcohol.

Changbin despegó la cabeza de la mesa, parpadeando con mucha dificultad debido a su gran somnolencia

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Changbin despegó la cabeza de la mesa, parpadeando con mucha dificultad debido a su gran somnolencia. Por el costado de su ojo vio un objeto poco nítido, dándose cuenta enseguida de que tenía una servilleta pegada en la mejilla.

Se había dormido sobre la mesa de la cafetería.

Soltó un largo bostezo y rascando su rostro, se estiró, levantándose. Su laptop estaba sobre la mesa al igual que sus útiles, las luces estaban ya apagadas y parecía que estaban a punto de cerrar. Guardó todas sus cosas con lentitud, viendo al chico sentado en la caja, aparentemente dormido.

Ese chico alto, frentón y con un lunar precioso debajo del ojo le había mirado fijamente desde que Changbin había llegado al pequeño pueblo con su familia. No es que Changbin no le hubiera mirado tampoco, pero se le hacía extraño tener la atención de alguien tan apuesto.

La camioneta de los Seo se había averiado, y por suerte, una chica (con la que casualmente compartían apellido) los levantó en la carretera y los trajo a este pueblo casi deshabitado.

Parecía una broma, pero tres de los cuatro empleados de esa cafetería tenían el mismo bonito lunar debajo de su ojo. Changbin los había visto desde lejos, dos chicas, Shuhua y Soojin (esta última siendo su salvadora), eran novias y hacían el turno de la mañana. Hyunjin y Wooyoung hacían el turno de la tarde-noche, no sólo había oído sus nombres por ellos mismos, Changbin había leído los gafetes con atención.

En el motel donde se hospedaban, una señora llamada Hyolin les había aceptado un Rolex como pago, porque sus padres odiaban viajar con efectivo y el poco dinero que llevaban no era suficiente para los días que planeaban quedarse, además, allí no aceptaban cheques ni tarjetas.

Su padre no quería pedir auxilio a la familia, esperarían en ese motel a que el automóvil fuese reparado; una grúa se lo había llevado ya. Querían visitar el pueblo y ver qué había, quizás comprarían algún recuerdo. Hyolin les había dicho que había unas lindas vistas de las montañas cerca.

Changbin, con sus cosas encima, tocó el pequeño timbre en el mostrador, despertando a Hyunjin. El chico alto pegó un salto en la silla y buscó con los ojos desorbitados al causante de su susto.

―El chico bonito ―rio Hyunjin, restregando sus ojos―. ¿Ya te vas?

Changbin tensó la mandíbula, no muy acostumbrado a que le dijeran sustantivos de ese calibre. Entonces asintió, señalando hacia la puerta con la cabeza.

―Te oí hablar con tus padres. ―Hyunjin se levantó y rodeó el mostrador, saliendo de allí―. No eres mudo.

Changbin arrugó la nariz. Él no estaba pretendiendo ser mudo, pero no dijo nada.

Who's NOT? ⸺hyunbin。2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora