Capitulo #1

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6:00 a.m., No sé porque dejo siempre el despertador, si ya estoy despierto cuando este suena. Me levante de mi cama con una pereza increíble, es lunes, me voy directo al baño y me doy una larga ducha.

Salgo de la ducha después de 20 minutos, agarro la secadora y seco mi cabello luego me cambio con ese estúpido uniforme, pantalones formales de color azul marino, camisa de manga larga de color blanco y con cuello que siento que me ahorco sumándole la corbata de color azul con estampado de estrellas de color amarillo, chaqueta formal con dobles botones en la solapa, de color amarillo canario, si el uniforme de la más prestigiosa escuela de Seúl.

Pero con el que si me toca sufrir es con el uniforme de verano, que es más liviano con camisa de mangas cortas color blanca que me traía muchos problemas, pantalones cortos de color azul oscuro que son muy incomodos y un cárdigan liviano de color amarillo que nadie usa, pero a mí me ha salvado en muchas ocasiones.

Luego de vestirme me maquille, algo simple y típico en los chicos de corea de sur, solo un poco de base de maquillaje y corrector de ojeras. Agarre mi mochila color negra, inspeccionando antes que estuvieran mis audífonos y mis salvadoras que siempre llevo conmigo por si las necesito, bueno siempre las necesito.

Baje las gradas, ya en la primera planta me dirijo al comedor para desayunar, y allí me los encontré como estatuas sentados en el comedor como siempre, sin hablar y sin levantar la mirada de lo que estaban viendo.

-Buenos días-Dije cuando me encontraba enfrente de ellos

-Buenos días - respondieron al unisón mis padres con poco interés, como siempre, poniéndole atención a todos menos a mí.

Mi madre es Jeon Han-eul la más famosa y hermosa de las modelos con una esbelta figura, cabello color rubio (tinturado obviamente), ojos azules (falsos a simple vista) y alta (1.70cm) ella estaba bebiendo su jugo de naranja y dándole un mordisco al pedazo de papaya que tenía por desayuno mientras revisaba los chismes más jugosos que decían de los cantantes y viendo las fotos donde siempre la alagaban a ella.

Mi padre Jeon Seung, un exitoso empresario dueño de una de las más prestigiosas empresas de Seúl , pelo color café castaño, ojos color miel, 1.80cm de altura delgado, él bebía de su café mientras dejaba el tenedor donde antes avía estado el ultimo pedazo de su homelet, revisaba la prensa viendo las ultimas noticias del comercio.

Como se han dado cuenta obviamente me ignoran, no les importo, es muy extraño cuando están en casa más de dos días seguidos, ellos viajan mucho a muchos países.

-Buenos días Kookie, que vas a querer de desayunar- me respondió la única Persona a quien le importo, Yani mi nana.

-Buenos días nana, me gustaría unos panqueques y jugo de naranja, por favor nana.-Conteste mientras me sentaba en la mesa, junto a mis padres.

Yani se fue a la cocina asintiendo con la cabeza en respuesta de un está bien, mientras se hizo un gran silencio incomodo en la mesa, ¿Hijo como amaneciste? ¿Qué tal con la tarea de química? Son preguntas que los padres hacen, pero no ellos no, si mucho mi nana es la única que me pregunta como estoy y se preocupa por mí, pero muchas veces no soy sincero con ella, porque si supiera la verdad, lo único que haría es preocuparla.

Yani es mi nana desde que era un niño, al ver que mis padres no me ponían atención, ella se acercó a mí y me dio todo el amor que necesitaba. Ella es muy buena conmigo la quiero como si fuera mi madre.

Termine de desayunar, me despedí de mis padres con un típico Adiós a la única a quien me despedí como se debe fue de Yani.

-Adiós nana, ya regreso-le dije mientras le daba un beso en la mejilla.

-Que te vaya bien mi niño ve con cuidado-me respondió ella dándome un cariñoso beso en la frente.

Salí de mi casa, y comencé a caminar en dirección de la secundaria ya que no quedaba tan lejos de mi casa. La secundaria, mi purgatorio, un lugar donde el dinero es quien te etiqueta como ser alguien y no ser nada, ya que la secundaria donde estudio es una de las más prestigiosas de Seúl, aquí estudian hijos de políticos e incluso trainees de empresas de entretenimiento.

Por lo menos en ese sentido soy uno más del grupo de ricachones, soy una de los más millonarios de esa secundaria, pero eso no me importa, solo uso el dinero para ciertos gustos de lo contrario no me gusta presumir de mi posición. Y tener dinero no me sirve de mucho ya que casi nadie se me acerca y muy pocos saben de mi existencia.

Entre a la secundaria y me dirigí a mi respectivo casillero, abrí y saque mi libro de matemática y de química, las dos de mis clases siguientes.

-Quítate idiota - me grito Bamban haciendo que se me cayeron los libros al suelo, y creando burla sus seguidoras.

Bamban,  chico más popular de la secundaria, es conocido por ser amado por todos las chicas y chicos, es hermoso, alto, esbelto, un cuerpo escultural pero fino, cabellera negra oscura y sedosa, ojos color negro profundo, y una piel de color blanco. Su figura hacia que chicos comunes, se acomplejaran ante su belleza pero Bambam es el chico más hipócrita, el más fácil para tener sexo ya que es bisexual, y sin cerebro, al igual que sus clones Yugyemon y Jaehyun . Era extraño pero yo antes formaba parte de su grupo. ¿Cómo pude ser amigo de una ser tan despreciable como él?

Me agache, para recoger mis libros y parte de mis lápices que se cayeron al suelo, sin poner mucha atención escuche una vos.

-Déjame ayudarte-Dijo esa voz ronca y sensual

-Gracias- dije sin levantar la mirada a quien me hablaba. De repente quise agarrar mi libro de matemática y él también lo agarro al mismo tiempo.

Mis manos y las suyas se tocaron un choque eléctrico me provoco que levantara mi vista y me topara fijamente con sus ojos.

Era un chico muy guapo, sus ojos eran color negro como la noche, su pelo color negro brillante y enrulado, su nariz respingada, su piel canela y unos brazos grandes y trabajados, parecía una escultura hecha por el mas increíble artista.

-Estas bien-me dijo con voz preocupada y en sus ojos había mucha sinceridad, esas simples palabras hicieron que mi corazón saltara, y que mi piel se volviera de gallina, por lo general odiaba cuando alguien se me acercaba demasiado, pero con él las cosas eran muy diferentes.

Save meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora