La veo dormir como quien ve a través de un telescopio por primera vez.
Fascinado ante la contemplación de un universo entero que orbita sobre mi, sintiéndome extremadamente pequeño en comparación con la grandeza de mi vista, e increíblemente afortunado de ser yo quien tenga la gracia de mirar.
Me maravillo con la curvatura graciosa de su nariz y cómo la frunce de vez en cuando. Sus labios entreabiertos teñidos con un rosa pálido me dan ganas de inclinarme para besarlos detenidamente, aunque permanezco en mi sitio por un momento más. Las pecas que bañan la piel debajo de sus ojos parecen que fueron pintadas a mano por quien sea que tuviera el privilegio de esculpir su cara.
Carajo, qué bonita es.
Sus brazos se aferran a uno de sus tantos almohadones e intenta usarlo de escudo cuando la luz solar que se cuela por la ventana ya le resulta molesta. Paso una mano por su frente, apartando el flequillo desordenado ya muy largo como para mantenerse en el mismo lugar, y me inclino para susurrarle.
―Kat, es hora de despertar.
Ella murmura algo inteligible y me ignora.
―Vamos, ya te dejé dormir demasiado.
Ella niega con la cabeza, aun sin abrir los ojos.
Me acerco un poco más hasta alcanzar con mis labios su piel. Le beso la frente y después la nariz. Con delicadeza aparto el cabello de su lado izquierdo y le mordisqueo la oreja hasta que empieza a reírse.
―No, por favor―se queja entre risas suaves y me da un ligerísimo golpe en el pecho para que me aparte.
Cuando tomo distancia, sus ojos grises me ven con el tinte cansado que los acompaña cada vez que tiene que despertarse temprano.
Me sonríe adormilada mientras se aferra con más fuerza a su almohadón.
Es tan mimada.
―Vamos, calabaza. Ya no tienes tiempo para desayunar, así que comerás en el auto.
Apoya una mano en la pared junto a su cama y se endereza hasta quedar sentada. Su mirada somnolienta se pasea por la habitación y por un momento no dice nada. Me parece que sus ojos podrían empezar a cerrarse de nuevo cuando un bostezo la interrumpe.
―Odio las mañanas.
―Eso es algo que yo diría―me río.
―Y ahí estás, luciendo radiante a las seis de la mañana.
Hay algo en su voz adormilada, casada y mezquina que me enloquece.
―Estoy tan cansado como tú―le aseguro.
―Entonces quedémonos―intenta convencerme―. Ven, volvamos a dormir.
Y a mí me encantaría que siguiera durmiendo, pero no es posible. Al menos, no por ahora.
―No-oh. Hay cosas que hacer, lo sabes.
Ella resopla molesta.
―Odio las mañanas cuando ocurren tan temprano.
―Lo siento―tomo la mano en la que no se apoya y me la llevo a los labios―. Puedes seguir durmiendo en el auto.
―Creí que debía tomar el desayuno en auto.
―Puedes comer y luego dormir.
Ella sonríe―. Es un viaje de veinte minutos.
―Puedo meterme el tráfico si necesitas unos minutos más.
La puerta de su dormitorio estudiantil se abre y Becca entra. Va vestida de pijama y aunque fue a lavarse la cara, sigue viéndose bastante adormilada.
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Compass, Vol. 2 [HS]
Fanfiction"Eres mi único compás, puede que me pierda sin ti. ¿Podrías decirme a dónde ir?" -The Neighbourhood (Segunda parte de Scary Love")