Cumplo mi promesa de visitar a Chris cada domingo. La primera semana nos sentamos en silencio, y aunque los dos tenemos ganas de rompernos la cara mutuamente, nos limitamos a apretar los puños y prácticamente ignorarnos por dos horas.
La segunda semana es casi igual, salvo que hace un comentario acerca de la comida. A pesar de que asegura que es insípida, le gusta el hecho de que siempre la sirven a la misma hora.
En la tercera semana ya está más expresivo. Si bien a ninguno de los dos se nos da muy bien eso de hablar, el aire tenso entre ambos va desapareciendo poco a poco. Una de las trabajadoras -que ya sabe que soy su hermano y no Grason- sugiere darme un tour por las instalaciones, pero Chris prefiere hacerlo él mismo y terminamos dando una caminata por los jardines.
La cuarta semana vuelve a hablar de la comida, esta vez de la merienda (antes de llegar aquí Chris jamás había merendado) y su reprimido entusiasmo me recuerda a lo especial que me sentía cuando Kat cocinaba para mi.
Para la quinta y la sexta ya nos hemos establecido una rutina: caminamos por los jardines, charlamos ligeramente sobre cualquier tema y nos sentamos en unos bancos en la terraza para que podamos comer. Él no me hace preguntas ni yo a él, pero de a poco nos vamos contando más cosas. Hay veces, incluso, que hasta se ríe.
En la decima semana estamos sentados en el lugar de siempre, devorando unas galletas que la madre de Matt me hizo traerle cuando dijo:
—Harry, soy gay.
Y por supuesto, mi mejor reacción fue ahogarme con el jugo que estoy tomando.
—Lo siento—me disculpé entre un ataque de tos—, creo que tragué mal.
Chris me miró sin inmutarse mientras yo intentaba superar mi inoportuno ataque, pero me pareció verle cierta pizca de diversión en los ojos.
Respiré hondo y no me permití hablar hasta que había vuelto a la normalidad—. Así que gay ¿uh? Eso es...cool.
Mira, la cosa es que no sé qué se supone que debería decir. Obviamente que no tengo problemas con ello, por favor, ¿qué clase de problema debería tener? Solo me había cogido completamente desprevenido. La verdad es que nunca lo vi venir, pero, pensándolo un segundo, tampoco me sorprendió.
Volví a abrir la boca, pero Chris hizo un gesto displicente.
—Ugh, por favor no vayas a decir algo como que me quieres—dijo, con la boca llena de galletas. Me reí—. Pero tienes que dejar de usar la palabra marica como un insulto para todo.
Fruncí el ceño—. No lo decía en ese plan.
Lo último que me faltaba era que Chris crea que soy homofóbico.
—Solo no lo digas ¿vale?
—Vale. Ahora de hablar con la maldita boca abierta, es repugnante—esta vez fue él quien se rió.
Ese día, de camino adentro, pasé mi brazo sobre sus hombros en afecto fraternal, e incluso dejó que lo dejara ahí por unos cuantos pasos antes de apartarse y resoplar falsamente.
Durante esos dos meses casi no veo a Kat. Después de que me despertara, ella seguía allí, tal como lo prometió. Ayudó a vestirme –bueno, en realidad yo la ayudé a que me ayudara a vestirme- le di un beso infinito y después yo subí al coche de Matt y ella al de Becca. Tomamos direcciones opuestas y no nos hemos cruzado desde entonces.
Como ahora no tengo coche, dependo completamente del trasero perezoso de Matt. Me quedo algunas noches con Louis porque me queda más cerca del campus, pero hay tantas fiestas en su casa que resulta molesto. Me manejo como puedo con el transporte público, pero por alguna razón, me pone muy ansioso no saber qué clase de maniaco puede subirse.
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Compass, Vol. 2 [HS]
Fanfiction"Eres mi único compás, puede que me pierda sin ti. ¿Podrías decirme a dónde ir?" -The Neighbourhood (Segunda parte de Scary Love")