Termino de rizarme el cabello cuando siento que la puerta del baño se abre y todo mi cuerpo se tensa. Los pasos de Dante son inseguros y sonrío cuando lo veo sonrojarse. Me muevo hasta el tocador donde termino de maquillarme y por el espejo noto que Dante no deja de mirarme, sonrío y niego.
—Tranquilo, no pasó nada —digo y me levanto para después ir hasta el baño.
—Sí, no pasó nada... —responde antes de que yo cierre la puerta del baño.
Me veo en el espejo y me deshago del albornoz, mi cuerpo sale a relucir y llevo mi mano a una cicatriz justo debajo de mis costillas. Me la hice mientras entrenaba y Adriano se encargó de curarme. Mis ojos se tornan vidriosos y trago con dificultad, seco mis lágrimas antes de que arruinen mi maquillaje y voy hasta el lavabo donde reposa la caja con el vestido, lo tomo entre mis dedos y después de dejar salir un suspiro, me lo coloco.
Abro la puerta y me encuentro con la habitación vacía y voy hasta el espejo para retocar mi peinado y por el reflejo puedo ver a Dante en el balcón con los brazos apoyados en la baranda y la mirada perdida en la nada. Muerdo mi labio y me giro para ir hasta él, me detengo unos pasos atrás y este se yergue antes de girarse hacia mí.
Sus ojos recorren cada centímetro de mi cuerpo y se clavan en mis labios para después ver como traga grueso. Aparta la mirada con expresión seria y después de dejar salir un suspiro pasa a mi lado. Aprieto mis labios y me giro siguiéndolo hasta la habitación. Lo reparo en el reflejo del espejo; tiene su cabello alborotado, sus ojos se ven más oscuros que de costumbre y el traje se ciñe perfectamente a su delgada figura.
—Siempre he sido consiente que soy hermoso, pero no me molesta que tu mirada me lo confirme —dice y ruedo los ojos.
—Como digas. Tienes que ponerte esto —aviso señalando una caja dorada que reposa en la cama.
—¿Qué es? —dice abriéndolo, dos antifaces se dejan ver; uno plateado y uno negro.
—Póntelo —ordeno y él obedece al tiempo que yo tomo el mío.
—¿Qué haremos cuando estemos allá?
—Lo que primero se me ocurra.
—¿Qué? —chilla y rio. Me vuelvo hacia él y tiene los ojos muy abiertos.
—Mira, no sé qué tan bien me conoces, pero te aseguro que no iría a enfrentar al jefe de la mafia si no tuviera un plan, ¿de acuerdo?
—Ya estaba pensando en renunciar —susurra y sonrío.
—Vamos —digo y salimos de la habitación.
****
El auto se detiene frente al hotel y siento como Dante se tensa a mi lado y dejo salir un suspiro cuando un hombre de traje abre la puerta a mi lado, tendiéndome la mano. Al salir, el frio que impacta mi cuerpo me avisa que muy pronto va a caer la noche. Dante toma mi mano y camino con seguridad por el pequeño camino cubierto por una alfombra roja. Un hombre nos detiene en la puerta y después de confirmar nuestras identidades como el señor y la señora Barone, entramos en el lugar cuidadosamente decorado con tonos rojos y plateados, las personas con vestidos carísimos y antifaces caminan de aquí para allá mientras los camareros se pasean con trajes completamente negros y hechos a la medida.
Atravesamos el lugar hasta que mi mirada cae en el rubio que tiene a una chica de cabello azabache pegado a él, sus ojos caen sobre mí y sonríe. Miro a todos lados y veo como Abramio está en un sillón rodeado de sus hombres mientras Adriano, Adolfo y Cecilio están frente a él, riendo. La ira me invade el cuerpo cuando veo como Adriano tiene el anillo de león que se supone solo tiene un Caporégime.
ESTÁS LEYENDO
SICARIA [Codicia #1]✔️
ActionLas traiciones son mortales cuando de la mafia se habla, un mundo lleno de maldad y muerte que te consume a penas tocas su puerta. Sin necesidad de más, tu vida puede convertirse en un paraíso lleno de lujos o un infierno ardiente que te llena de te...