Capítulo 28: El mandadero del diablo

470 50 0
                                    

Cerrado.

Eso dice en el pequeño letrero que cuelga de la puerta de la escuela de música de Fabrizio. Me giro hacia Dante, él me mira serio y deja salir un suspiro. Aun me parece increíble como la mala suerte me persigue.

—¿A dónde iremos?

—Donde Flavio, ¿Dónde más? —respondo y paso a su lado, lo escucho resoplar y se interpone en mi camino.

—¿Estás loca?

—¿Por qué? —pregunto entrecerrando los ojos y él pasa sus manos por su cabello revolviéndolo aún más.

—¡No podemos ir allí! —susurra y noto que varias personas nos miran con curiosidad.

—Cállate y sígueme —susurro como respuesta y trato de pasar a su lado, pero este me toma del brazo y hala de mí.

—¡No vamos a ir allá! —dice y me suelto de su agarre.

—Si tú no quieres ir, perfecto. No necesito a nadie más para acabar con el bastardo de tu padre —suelto y él chilla con frustración.

—¡Por Dios, Alessandra! Su casa queda muy cerca de la casona, sus hombres son los mismos de Abramio, ¿a qué juegas? —dice y frunzo el ceño.

—Yo no me pienso esconder más, no después de lo que me enteré —digo y él muerde su labio en busca de paciencia.

—Entiendo tu rabia, pero creí que al ser una de las mejores sicarias de la mafia ibas a tener un poco más de lógica. No podemos ir y enfrentarnos a cientos de hombres, no sin un plan —dice y mi mandíbula se tensa.

—Tengo un plan —respondo hastiada y él resopla.

—¿En serio? ¿Cuál? —dice inclinándose para estar a mi altura.

—Voy a ir a casa de Flavio y lo esperaré ahí —digo sin pensar y él suelta una carcajada sin gracia.

—Claro, Flavio estaría muy agradecido porque lo delates y además hacer que lo maten a él y a ti. No seas estúpida y piensa las cosas ¡deja de ser tan impulsiva! —dice y noto como su rostro se torna rojo.

—Deja de llamar la atención. ¿Qué propones? —digo mirando fijamente a una niña que come helado mientras su abuela me observa con el ceño fruncido y seguidamente se lleva a la niña.

—Tengo un amigo que vivía aquí, por lo tanto, tiene una casa. Le preguntaré si podemos quedarnos ¿Entendido? —pregunta y resoplo.

—Sí, ahora vámonos —digo y me giro para poder pasar a su lado, pero él me toma del brazo acercándome a él.

—Piensa muy bien las cosas, Alessandra —susurra muy cerca de mi rostro.

—Déjame en paz —digo con lentitud para después soltarme bruscamente de su agarre y comenzar a caminar.

—Maldición, Alessandra —Lo escucho decir con frustración, pero no me detengo, solo sonrío y sigo mi camino.

***

Entramos en un pequeño mercado lleno de vendedores ambulantes y personas sin hogar. Dante camina con seguridad entre la gente mientras yo lucho por no ser arrastrada por la multitud.

—¡Dante! —grita alguien y me giro alerta, mis ojos se encuentran con un hombre sentado en el piso sobre unos cartones.

—¡Fred! —responde Dante con euforia mientras camina hacia el hombre con los brazos extendidos.

—Cuanto tiempo —dice el hombre.

—¿Cómo has estado? —pregunta, pero no escucho la respuesta porque siento una mirada sobre mí.

SICARIA [Codicia #1]✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora