- ¿Dónde está ese dolor de cabeza?- el joven Alfa refunfuñaba caminando por los pasillos con clara molestia.
De verdad que no entendía por qué estaba emparejado con ese Omega. Quería que la Luna le diera una respuesta, pero hasta ella parecía estarse burlando de él. Parecía disfrutar el hecho de que ese Omega haya cambiado su shampoo por crema para pasteles. Andaba sus cabellos platinados pegajosos y le daba una sensación extraña.
- El Omega Luna de la Manada está en el jardín...- le dijo uno de los mayordomos de la casa.
- Gracias y por favor pide que preparen otro baño para mí- dijo y se retiró. Iba a cazar a ese Omega, le estaba colmando la paciencia.
- Oh no, no vengas a enojarte conmigo, Alfa intruso- el Omega en cuanto lo olfateó, se levantó para enfrentar a quien sería su pareja dentro de muy poco.
- ¿Qué no me queje? ¿Intruso?- el Alfa miró confundido a quien sería su Omega. Ese Omega era un descarado, aunque trataban de no pasar los límites ambos colmaban la paciencia del otro. Una vez ya había hecho enojar al Omega al punto de convertirlo en una guerra de gruñidos y él durmiendo en el sofá de la sala. Ni siquiera sabía por qué su Lobo le hacía caso al Omega, habiendo tantas habitaciones vacías dentro de la mansión, su Lobo obedeció la orden del Omega, sobre dormir en el sofá...
- Estas perturbando mi tranquilidad en estos momentos- el Omega le miró serio y cruzandose de brazos.- Y no te quejes, o volverás a dormir fuera de mi habitación...
- ¡¿Tu habitación?! ¡Es nuestra habitación!- exclamó haciendo una pataleta. Ese Omega estaba loco- ¡Es una habitación compartida!
El Omega miraba al Alfa, con impaciencia. Ya estaba cansado de lo mismo, y la cercanía de su celo no ayudaba mucho, suspiró.
- No he terminado- habló el Alfa tomandolo del brazo tratando de ser cuidadoso.
- No tengo nada de que hablar contigo- respondió soltando el agarre que el Alfa había ejercido en su brazo. Y volvió a entrar a la mansión yendo directo a la habitación que supuestamente compartía con el Alfa.
Se encerró ante la mirada preocupada de muchas Betas, quienes no quisieron preguntar nada. A veces les preocupaba cuando los futuros Líderes tenían esas discusiones, aunque al principio era algo gracioso, algunas mujeres encargadas del servicio se preocupaban por la salud del Omega. Era mas delicado y aunque él trataba de mostrarse fuerte, creían que el Omega necesitaba a un Alfa diferente, claramente no era algo que pudieran decir en voz alta o con mucha gente alrededor pero sabía que la Luna sabía lo que hacía y no podían llevarle la contraria.
El Omega ya estando solo, se acostó en la cama, se sentía cansado y un poco agotado, así que optó por dormir en ese momento. No quería ver al Alfa. Y de seguir las cosas así terminarían arrancandose pelo por pelo.
El Alfa estaba en el jardín dando vueltas enojado y soltando algunas maldiciones. No sabía sí para él mismo o para el Omega o solo al viento.
- Sí me permite, Líder, dejeme darle un consejo- habló uno de los ancianos, el jardinero de la familia Min. Había estado allí desde que el Alfa joven tiene memoria- Esto es dificil, pero no le impida a su Lobo, ser él mismo con su Omega, deje que puedan conocerse, de no ser así no solo sufrirá usted, el Omega Líder podría morir al ver su rechazo...
El joven Alfa se sorprendió de escucharlo. Se quedó sin palabras, sabía muy dentro de él, que parecía para muchos quizás para las Manadas en general que ambos se rechazaban, y no querían verse ni en pintura, el Omega y él solo discutían hasta que uno de los dos se cansaba, y siempre, o la mayoría de ocasiones, su pareja era quien daba por terminada la discusión.
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Error [YoonMin]
FanfictionUn Omega infértil es considerado una aberración, algo que no debió ser, algo inútil e inservible, pero ¿qué sucedería sí un Alfa es el infértil? ¿Qué tan indulgente se volvería la sociedad? ¿Cúan rechazado sería? Si el Omega es infértil y recibe ins...