Error [YoonMin]

Treinta y Cinco🌾

Regresar a la manada de Daegu no era parte de sus planes. No quería regresar. Regresar significaba arriesgarse a tener una lucha con su padre. Y no quería eso. Pero si alguien los atacaba, iba a defenderse.

Estar a unos cuantos kilometros no le hacía sentir mejor. Miró a su lado y su Omega iba dormido junto a su hija, la cachorra abrazaba a JiMin tratando de protegerlo de todos. Realmente parecía su hija y su lobo aullaba victorioso con ese pensamiento, SoHyang era Su hija...

Pensaba en muchas cosas al observar el paisaje y notar que estaban cada vez mas cerca de ese lugar, del que trató de huir pero ya no podía hacer nada, las cosas habían sido hechas y él iba a arreglar cuentas. JiMin le había dicho que su aroma se había intensificado desde hacía dos semanas. Y él incluso sentía su cuerpo diferente, era como estar dentro de una metamorfosis sin poder detenerla. Estaba experimentando cambios que ni siquiera hubiera imaginado.

En esas dos semanas luego de conocer la historia de aquella pareja de Lobos, su propio Lobo había despertado, parecía que solo estuvo dentro de un sueño, si bien su semblante pacifico seguía presente, al igual que su auto control, había algo diferente, sentía incluso aun mas a su Omega, incluso detectaba un aroma que no había sentido antes. JiMin le había mencionado que había una tercera fragancia en él, que lo descubrió la noche en que ambos se transformaron, pero ahora la sentía mas, le recordaba a las flores de loto... algo que le extrañó en demasía pero entendía a lo que JiMin se refería, su Omega portaba un aroma extra... no solo era el aroma a miel, leche y jengibre con la sutil manzanilla, sentía el apenas imperceptible aroma a las moras y un sexto aroma a tostado... era como el aroma del pan recién horneado...

Todos sus sentidos estaban mas alertas, podía escuchar el quejido o los suspiros de su Omega e hija. Su Lobo podía escucharlos a esa escala. Inclusó sentía las sensaciones de JiMin, pero mas fuertes, era como si fueran propias.

Sumergido en sus pensamientos llegaron hasta la estación de Daegu. Con cuidado despertó a su pareja y tomó su bolso. Su Omega iba cargando a su pequeña lobita que no había querido despertar, algo adormilado y siendo sostenido por el Alfa, la estadía en Daegu sería corta y esta vez no irían por el bosque, llegarían a la mansión de los Líderes.
YoonGi estaba seguro que su hermano estaría en situaciones complicadas y su abuela también.

El ambiente era algo tenso al momento de entrar a la ciudad.
JiMin iba sujetado a YoonGi, con algo de temor, había prometido que YoonGi jamás estaría solo, que sería su compañero y confidente, la Luna había sido testiga de esa promesa y estaba dispuesto a cumplirla. Su Omega se lo prometió a Su Alfa.

- No estes nervioso...- YoonGi le sonrió. JiMin admiraba esa capacidad de YoonGi para entregarle calma solo con una sonrisa o caricia. Era una facultad que su Alfa tenía para con su Omega.

Tranquilo Omega... tu Alfa te cuida...

JiMin asintió y le devolvió la sonrisa. En ese momento, Hyangie comenzó a abrir sus ojos y mirando a sus padres con una sonrisa de bebé. Hablandoles.
Se encerraron en su espacio de familia, que no notaron que las personas comenzaban a salir de sus casas y negocios para verlos con sorpresa.

Muchos Alfas miraban asombrados a quien reconocían como Min YoonGi, a su lado un Omega que sostenía una cachorra, y que mostraba un evidente cachorro en su vientre.
Asombrados y con miradas que reflejaban odio y rencor, junto con envidia, no creyendo que Min YoonGi, un Alfa que se dejaba golpear sin dar pelea alguna, tuviera de su brazo a un hermoso Omega con una cachorra que tenía por lo menos un año de edad y en la espera de un segundo cachorro.

La noticia de que el hijo de los Líderes de la manada había regresado hizo que todos comenzaran a acercarse. El hijo de los Min no aceptó a ninguna Omega mientras estuvo dentro de Daegu, siempre las rechazó, y quizás ahora entendían por qué, YoonGi tenía un Omega... cada quien que los veía no podía evitar sus caras de asombro.