Uno🍁

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Como hijo del líder de una de las manadas mas importantes de Asia, su deber o al menos lo que su padre le repetía era dar un heredero, él debía dejar descendencia.

Estaba harto de eso. Cansado de tener la misma discusión con su padre una y otra vez, se sentía exhausto.

Su abuela solo podía mirar, con dolor en sus ojos, al ver la forma en la que su hijo trataba a su nieto, sintiendose un fracaso al saber que no pudo inculcarle buenos valores a su hijo. Llevaba escuchando toda la mañana los gritos del Alfa dentro de la mansión de la familia de los Líderes, y solo vió como su nieto corría hacia la vieja cabaña del bosque, con los ojos empañados.

Detuvo a los soldados que iban tras él, quienes no tuvieron mas que hacer que detenerse ante la orden silenciosa de la Alfa. Se retiraron y ella se encaminó a buscar a su nieto. Suspiró sabiendo que el chico estaría quizás hasta molesto con ella...

Esa vieja cabaña, había sido el lugar de juegos para su nieto, allí se encontraban cada tarde para comer galletas que ella horneaba. Ver la felicidad de su nieto le daban ganas de vivir, y sabía que ese pequeño la necesitaba.

Pensando en un posible rechazo, abre la puerta para encontrarse con el sollozante joven, quien al verla no sabe qué hacer con exactitud, pero antes de que su abuela haga algo, corre hasta los brazos de esa mujer que le ha enseñado que la vida es un regalo.

- ¿Por qué es así conmigo?- dijo entre su llanto, que se hizo mas fuerte cuando la mujer lo abrazó- No lo entiendo...

- Él esta confundido YoonGi...- susurró la mujer- HeeChul ha olvidado todo lo que Nana y yo le enseñamos...

Nana, era la pareja de su abuela, cuando YoonGi nació no podía pronunciar correctamente los nombres de sus abuelas, así que a una llamaba "Nana" y a la otra llamaba "Ela", eso fue hasta que cumplió cinco años, cuando su padre le golpeó por no saber pronunciar bien las palabras. Dejó de llamar a sus abuelas de esa forma, refiriendose a ellas con una expresión formal, enfrente de sus padres. Pero era ese cachorro que cuando estaban en esa cabaña, era libre, no era hijo de un líder de la manada, solo era YoonGi.

- Pero... él... yo no quiero...- le dijo con pesar y miró a su abuela que retenía las ganas de llorar junto a su nieto. Lo encaminó hasta llegar al pequeño sofá y sentarse.
YoonGi recostó su cabeza en el regazo de su abuela y la abrazó por la cintura llorando de nuevo.

- ¿Acaso...?- la duda la estaba invadiendo- ¿Volvió a golpearte?

YoonGi negó. Estuvo a punto de golpearlo pero no lo hizo por qué su hermano menor apareció en escena dandole la oportunidad de salir corriendo. No quería enfrentarse a su padre. Sí lo hacía, no se lo iba a perdonar así mismo.
Se sentía cómo un cobarde.

- Quiere que en mi próximo celo lo pasé con una Omega...- sollozó mas alto- Él ya la escogió... Ela, yo no quiero... eso no, no esta bien... ella no me gusta, no me agrada...

La mujer Alfa suspiró y negó.

- No voy a permitir que eso pase- le dijo con decisión. YoonGi le miró con ese brillo de un pequeño cachorro. Sonrió y acarició el rostro del cachorro. No importaba que YoonGi fuera a cumplir veinte años, sería siempre su cachorro.

Regresaron a la mansión, luego de un rato más, esperando que YoonGi se calmara. Es verdad que se había presentado como Alfa, hacía cinco años atrás pero a diferencia de los demas Alfas, era delicado y cuidadoso. Incluso a veces lo confundían con un Omega.

La Alfa le ordenó ir a su habitación sin saludar a nadie y se encerrara. YoonGi obedeció a las palabras de su abuela. Ella se dirigió al despacho donde se encontraba su hijo.

- No estoy para nadie.- la voz del Alfa se escuchaba molesta.

- Tendrás que hacer un espacio en tu apretada agenda, hijo- dijo la mujer amenazante. No iba a doblegarse, y si alguien allí tenía que obedecer, ese era el Alfa que ahora miraba a la mujer con desconcierto.

- Madre...- dijo e intentó acercarse. Pero un gruñido lo descolocó.

- Te quedas allí. HeeChul- habló la mujer. Y cruzandose de brazos se acercó al ventanal del despacho- A tu madre le daría vergüenza en lo que te has convertido- le dijo sin miramientos, afectando el ego del Alfa, quien quiso levantarse y protestar pero la mirada de la mujer lo detuvo- Es la última advertencia HeeChul, si YoonGi no puede tener cachorros nada hará cambiar la naturaleza que la madre Luna le dió, ¿ya lo sabes, no? Tu hijo es estéril, lo supiste y por eso lo estas presionando para que deje la manada, por qué sino tendrá que casarse y tarde o temprano la manada entera lo sabrá y tú perderás el liderazgo...

- No- su voz intentó salir firme pero fracasó. Él lo supo desde la presentación que YoonGi tuvo a los trece, su olor no era tan fuerte como debía serlo, y su sospecha fue confirmada cuando tuvo su primer celo, a diferencia suya o de cualquier Alfa en su primer celo, el pasillo se llenó de sus feronomas, nadie podía estar cerca a excepción de los betas, el aroma de YoonGi a penas se percibía a unos pasos fuera de su habitación.

- No te educamos para que te convirtieras en el monstruo que eres para YoonGi, yo sabía que ella no era buena para ti...- dijo la Alfa con resentimiento. Sus nietos, eran sus nietos, unos bebés que no tenían nada que ver con las actitides bochornosas de los adultos. Pero, ella odiaba a la Omega con quien su hijo decidió estar en un apresuramiento y alocada decisión.

Y de alguna manera se sentía culpable. Sí ella hubiera actuado con mayor autoridad quizás las cosas hubieran sido diferentes.

- Shyn In, no tiene nada que ver- le dijo el Alfa pero la mirada de la mayor le hizo callarse de nuevo.

- Sí YoonGi vuelve otra vez a salir corriendo de este lugar, no volverás a verlo, de eso me encargo yo- le dijo con enojo y salió del despacho que ella había utilizado en años anteriores, recordando con nostalgia cuando dejaba a sus cachorros entrar y jugar allí con ella.

Ella cuidaría de YoonGi. Lo haría.




¿Habían visto a un Alfa llorar?

Error [YoonMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora