Soojin 2 ❤️

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La familia de Soojin acababa de mudarse a un nuevo vecindario, su madre había iniciado en un nuevo trabajo que prometía darles una vida mucho mejor de la que ya tenían.

El vecindario era para personas con un alto poder económico y no muchos podían permitirse vivir en ese lugar, afortunadamente para su madre la empresa absorbía la mitad de todos sus gastos con tal de que trabajara con ellos.

Y aunque resultaba costoso el lugar le convenía a su madre por lo cerca que quedaba de la empresa, además el nuevo instituto al que asistiría Soojin también quedaba de paso por lo que podía dejarla todas las mañanas mientras iba a su trabajo.

El camión de mudanza llegó temprano un sábado, tanto trabajadores como padre, madre e hija comenzaron a bajar todas las cosas del enorme vehículo, querían terminar lo antes posible para que esa misma tarde comenzaran a organizar todo dentro.

Soojin se detuvo un momento en medio del patio delantero al sentir una mirada sobre ella, miró hacia la casa vecina y ahí en el segundo piso vio tras la ventana a una linda chica que la veía con curiosidad.

La chica la saludó con una sonrisa y Soojin le regresó el gesto para seguir ayudando a bajar las cosas, durante toda la mañana sintió cómo su nueva vecina observaba sus movimientos.

Soojin no era mucho de hablarle a la gente extraña ni le gustaba que la miraran demasiado, eso le fastidiaba de sobremanera pero cada que miraba a aquella chica sabía que no la veía con malas intenciones, sólo tenía curiosidad por ella.

La noche llegó pronto después de un día lleno de trabajo, Soojin estaba agotada al igual que sus padres y los tres se fueron a la cama tan pronto como cenaron.

Esto obviamente no dejó dormir al instante a la joven pues su estómago comenzó a doler después de un rato acostada, se levantó con pereza y se sentó en el espacio que sobresalía entre la ventana y el interior de su cuarto, un balcón interior podría decirse.

Había elegido esa habitación sólo por ese detalle, podía poner algunas plantas en ese lugar, destinarlo para su lugar de estudio, acolcharlo para leer cómodamente ahí o simplemente tomarlo como su lugar de descanso para ver el cielo por las noches.

Esta vez se sentó ahí y simplemente puso una almohada en su espalda para no enfermarse por la fría pared, miró a la casa vecina y vio la luz del cuarto de aquella chica encendida, supuso que era su habitación porque estuvo todo el tiempo ahí.

Podía ver la sombra de la chica en la cortina que ya estaba cerrada, parecía que se estaba arreglando para irse a la cama pues la sombra de su cabello desapareció unos segundos después, seguro lo había amarrado.

Después de unos minutos la luz se apagó y Soojin apartó la mirada de aquella ventana, se quedó un rato viendo las estrellas hasta que el sueño era insoportable, por lo menos ya habían pasado los veinte minutos que necesitaba para que pudiera acostarse después de cenar.

Por fin se fue a la cama y se durmió al instante, antes de esto sonrió por la nueva sensación de vivir en una casa nueva, en una semana entraría también a ese nuevo colegio y le emocionaba conocer a gente nueva, pues aunque fuera tímida tenía la esperanza de conocer algunos amigos.

La mañana del domingo llegó y con esta el olor a panqueques que tanto le gustaban, abrió los ojos y se estiró en la cama, se debatía entre bajar a desayunar aquella delicia o quedarse un rato más entre la calidez de sus cobijas.

La primera opción ganó cuando su estómago rugió con fuerza, bajó las escaleras y se encontró a sus padres en una animada plática en la cocina, su madre se acercó para darle un beso en la frente mientras le apretaba las mejillas despacio.

One Shots-(G)I-DLE y TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora