Yuqi 5 💚

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Esa noche T/n iba con la vista fija en la carretera, simplemente su paciencia se había agotado después de quedar en ridículo frente a sus socios una vez más, pensaba seriamente en lo que haría apenas llegara a casa, tal vez esa ya ni siquiera sería un hogar para ella.

Suspiró pesadamente y aunque escuchó la voz de su esposa a su costado no quiso voltear a verla, sabía perfectamente que a esta le divertía verla molesta y en ese momento no iba a darle el gusto como en otras ocasiones.

Apenas llegaron a casa se quedó dentro del auto sin decir una palabra, simplemente lo apagó y esperó a que la castaña saliera pero esta no lo hacía, se quedó viendo hacia el frente hasta que la chica hiciera algo.

-¿No vas a bajar?- su voz grave por primera vez en su vida le parecía irritante y no quería escucharla más por ese día, negó con la cabeza sin querer abrir la boca, -Bien, no vengas llorando después con dolor de espalda-.

Escuchó cómo esta abrió la puerta y por fin salió dejándola sola, sus manos se resbalaron del volante para quedar en su regazo, las miró con atención mientras una pesada sensación iba consumiendo por completo su cuerpo.

Apretó su mandíbula cuando vio ese anillo dorado en su dedo anular, ni siquiera sabía si podía quitárselo después de tanto tiempo, lo intentó un par de veces y suspiró por no poder ni siquiera moverlo.

Pensó si eso era peligroso aunque su dedo se veía bien, le causó gracia pensar en que nunca había planeado quitárselo hasta ese momento sólo para descubrir que estaba atorado en su dedo, tal vez el jabón o el aceite ayudarían.

Dejó el tema de lado y recostó su cabeza contra el volante, cerró los ojos y sólo se concentró en el sonido de las cigarras que había en los pocos árboles en su gran patio delantero.

Se sintió adormilada después de un rato y abrió los ojos a fuerza, necesitaba ir a la cama después de esa agobiante reunión pero no estaba segura de querer estar cerca de su esposa.

Subió las escaleras despacio sin ganas de llegar a su habitación, apenas entró la encontró sentada a la orilla de la cama lista para ir a dormir, no sabía porqué aún estaba despierta cuando ya podría estar dormida.

Entró al vestidor y se quedó de pie frente al espejo, en verdad esa noche se veía hermosa y lo sabía bien, no fue necesario que la castaña se lo dijera ni una sola vez en toda la noche.

Los halagos de sus socios y algunas esposas de estos no le hacían sentir tan bien pero agradecía que alguien se fijara en los detalles de su vestido y su joyería, comenzó a quitarse todo de una vez con cuidado.

Ya sólo le quedaba ese vestido que había buscado por tanto tiempo, no le había salido para nada barato pero la ocasión lo ameritaba, cerró los ojos cuando recordó que fue su esposa la que lo había cerrado horas atrás cuando se estaban arreglando.

Apenas y lo pudo bajar cinco centímetros y sus manos ya no dieron más, pensó en quitárselo a la fuerza pero eso sólo lo arruinaría, soltó un suspiro molesta y se miró en el espejo con la respiración agitada después de intentar de nuevo.

No quería la ayuda de la chica y mucho menos hablarle, no sabía cuánto tiempo llevaba metida ahí pero daba igual, fue hasta un rato después cuando ya se había sentado derrotada en un taburete que escuchó la puerta ser abierta.

Ni siquiera quiso voltear a ver ¿quién más sería además de su esposa?, sólo la escuchó acercarse para quedarse de pie frente a ella, sintió sus manos tomar las suyas y jalarla despacio para que se levantara.

Podía sentir su respiración muy cerca de su rostro pero aun así no quería levantar la mirada, solo podía ver su pecho subir y bajar tranquilo y más abajo sus manos aún unidas, su mirada se quedó fija en su anillo igual al suyo y se preguntó si también estaría atorado.

One Shots-(G)I-DLE y TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora