𝗢𝟮

7.7K 894 396
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Mi garganta estaba seca y el sudor que corría por todo mi rostro y cuerpo parecía compensar todo el agua que no había tomado durante las clases de Atletismo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Mi garganta estaba seca y el sudor que corría por todo mi rostro y cuerpo parecía compensar todo el agua que no había tomado durante las clases de Atletismo.

—¡Hey! ¿Estás bien? —los golpecitos de Auron en mi espalda no sirvieron de nada, pues el aire me seguía faltando, al igual que las ganas de cumplir con el entrenamiento que el profesor de Básquet había instruido para todos los nuevos.

Poco después de toser unas cuantas veces, asentí.

—Sé que te dije sobre entrar al equipo, pero olvidé mencionarte el entrenamiento que todos necesitan para ser reclutados. —Auron hablaba de esto como si se tratara de algo de suma importancia y tal vez para él sí lo era, sin embargo, yo no le veía gracia a correr más de veinte vueltas antes de empezar con las verdaderas pruebas y tampoco le encontraba sentido a toda esa cantidad de chicos que estaban aquí para lo mismo que yo.

Terminé de recomponerme al tomar una botella completa de agua. Auron estuvo conmigo en todo momento y al final optó por irse cuando un chico de cabellera negra lo llamó. Quien desconocía por completo.

No le tomé mucha importancia a aquel detalle, solo me dirigí al asiento donde reposaba mi maleta de entrenamiento y mi toalla encima de esta.

Pasé la toalla por mi rostro y tiré mi cabeza para atrás en un atisbo de cansancio, regresando la vista al frente al instante al sentir algo parecido a mareos. No había dado las veinte vueltas, pero realmente sentía que mis piernas iban a ceder y pronto iba a estar tirado en el piso como todo un saco de papas.

Me senté por un momento y nuevamente tiré mi cabeza para atrás, encontrándome de esa manera con él.

Rubén.

Él rápidamente dejó de mirarme y bajó la cabeza, nuevamente comenzando a apuntar quién sabe qué.

Me le quedé observando por un rato, hasta que sonreí al tener una grandiosa idea. Oblige a mi cuerpo a levantarse y a mis piernas subir las gradas para llegar hasta él. Creo que estaba demasiado distraído o ido entre las palabras que escribía en aquella libreta que ni cuenta se dio de mi presencia a su lado.

𝐏𝐄𝐐𝐔𝐄Ñ𝐎 ; Rubegetta Donde viven las historias. Descúbrelo ahora