𝟯𝟮

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Pareja peculiar, así nos habían nombrado los amigos de Rubén cuando decidimos salir con estos

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Pareja peculiar, así nos habían nombrado los amigos de Rubén cuando decidimos salir con estos. Mangel fue el primero en mencionar algo sobre mi altura, luego le siguió su novio, que por cierto no dejaba de mirarme y morderse el labio inferior, como si eso fuera atractivo.

Rubén le sonreía a una chica de su grupo, ella se veía igual de inteligente que él y también, muy tierna, pues era pequeña, al igual que mi novio, y de piel pálida y lentes redondos. Demasiado linda.

No sé si Rubén se sentía bien en este lugar, pero la mirada penetrante de Lolito, el apodo del novio de Mangel me tenía algo tenso y demasiado nervioso. El chico no disimulaba y me daba demasiado miedo ser comido con la mirada por alguien más que no era Rubén.

La reunión terminó cuando el padre de Rubén me llamó para pedir que llevara a su hijo a casa. Hice caso de inmediato y disculpándome con todos, me marché al lado de mi novio. Esa reunión hubiera sido más fácil y mucho más amena si ese chico no me hubiera visto todo el tiempo y tampoco me hubiera susurrado que lo llamara.

Definitivamente ese tipo de chicos no podían llamarse amigos.

Rubén tomó mi mano y entrelazándola junto a la de él, las metió en mi bolsillo, para calentarnos un poco durante todo el trayecto.

— A Lolito le agradaste mucho. —dijo él tras un largo, pero muy cómodo silencio.

— Pues a mí no me agrada ni él, ni mucho menos Mangel, su novio. —soy directo, esperando lo peor, pero Rubén solo ríe y asiente.

—Lo sabía, estás celoso de Mangel. —comienza a reír aún más fuerte y me quedo como un idiota. Él lo sabía.

— ¡Lo sabías! —grito con mucha sorpresa y también, algo de enojo.

— Claro que sí, tonto. Te conozco y por esa misma razón, no pienso volverte a traer a una salida con mis amigos. Prácticamente Silvia te estaba anhelando mientras fingía no verte y Lolito no dejaba de pensar en hacer cochinadas contigo. —la voz que emplea ahora es la que me asusta y la que demuestra enojo.

Solo rio y alejando mi mano de la suya, rodeo sus hombros y lo apego, a pesar de la diferencia de tamaño. Él se acomoda un poco, antes de rodear mi cintura y soltar un suspiro, que a mi parecer está lleno de satisfacción.

— Estaba pensando en que podíamos cocinar algo y ver películas mañana por la tarde. Mi padre tiene una reunión muy importante con los profesores de la escuela y mi madre irá con Auron a buscar un regalo para Luzu. — Rubén está jugando con una de mis manos, le está prestando tanta atención que por un momento parece que está enamorado de estas y no de mí—. Es una compensación por lo ocurrido después de los parciales. Sé que debí ser un poco menos exagerado y descansar, pero las cosas no se dieron así y podemos ver películas mañana.

Sonrió y me acerco para dejar un beso en su frente. En este momento no es necesario agacharme mucho, pues sus zapatillas de plataforma, a las que me estoy acostumbrando, son muy útiles.

—Entonces nos vemos, mañana, cariño. —él asiente y cuando pienso darme media vuelta, su brazo me sujeta y en menos de un segundo sus labios se encuentran encima de los míos. Es increíble la forma en la que parece que nuestros cuerpos no quisieran alejarse y mucho menos, nuestros labios.

Nos tardamos más de media hora en despedirnos, pues los labios de Rubén se alejaban apenas unos treinta segundos para respirar y luego retomaban el beso; mientras tanto, mis manos no dejaban de acunar su rostro y acariciarlo con mucha delicadeza, como si fuera el cristal más frágil que hubiera en este planeta.

Nos tardamos más de media hora en despedirnos, pues los labios de Rubén se alejaban apenas unos treinta segundos para respirar y luego retomaban el beso; mientras tanto, mis manos no dejaban de acunar su rostro y acariciarlo con mucha delicadeza, ...

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𝐏𝐄𝐐𝐔𝐄Ñ𝐎 ; Rubegetta Donde viven las historias. Descúbrelo ahora