𝟮𝟮

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— No creo que haga muchas cosas

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— No creo que haga muchas cosas. —fui sincero mientras miraba al bebé chupar su dedo y mirarnos como si fuéramos la cosa más extraña de su pequeño mundo.

— Sé que no hace muchas cosas, pero es demasiado tierno. —el puchero de Rubén me pareció igual de tierno que el bebé, sin embargo, no podía decírselo, pues estaba seguro de que me pediría "amablemente" que me fuera de su casa y eso sí que no.

— Pensé que haríamos la tarea de Biología. —mis palabras tenían un doble sentido, en especial al ser los únicos en toda la casa, sin embargo, él estaba tan concentrado en su sobrino que prácticamente yo era invisible.

— No pienso besarte hoy día, Samuel. —al parecer no era tan invisible ni tan ignorado como yo lo pensaba— respeto mi casa y también las órdenes de mis padres.

— ¿Tus padres tienen como ley principal no besarnos en la casa? —pregunté, sabiendo de antemano su respuesta.

Él comenzó a sonreír y alzar las manos del bebé, obteniendo como respuesta una mueca de molestia de parte de este.

— No pienso contestar tu pregunta hasta que te tomes enserio mi cargo.

Y esas fueron las últimas palabras que escuché decir a Rubén, pues ahora su atención estaba en otro lado o para ser exactos, en otra personita.

¿Cómo había llegado al punto de ser ignorado por mi novio y reemplazado por un bebé? Simple. La prima de Rubén le dejó a cargo su bebé mientras que ella, su esposo y los padres de mi novio visitaban la capital y algunos restaurantes. Pensé que sería una buena oportunidad para hacer algunas tareas con Rubén y de paso, repasar algo de "Biología", sin embargo, él no estaba totalmente de acuerdo conmigo, terminando por dejarme de lado e ignorándome en resto de la tarde y ahora, noche.

—Samuel, ¿Puedes preparar la leche del bebé?

Rápidamente dejé mi celular y miré a Rubén, quien cargaba a su sobrino y trataba de hacerle mimos con tal de que este no comience a llorar.

—Yo... yo no sé preparar leche para bebés. —fui sincero y en vez de recibir comprensión de parte de mi novio, lo único que recibí fue un ceño fruncido y un bebé en mis brazos a la fuerza.

𝐏𝐄𝐐𝐔𝐄Ñ𝐎 ; Rubegetta Donde viven las historias. Descúbrelo ahora