𝟮𝟯

3.5K 439 98
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Ya cambia esa cara, Samuel

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


—Ya cambia esa cara, Samuel. Mi padre jamás en lo que resta de su vida te hubiera permitido dormir con Rubén.

— Pues tampoco esperaba que le pagara a Irina por cuidar de Rubén durante toda la noche. — lanzo la pelota con furia, esperando encestar, pero esta da vueltas alrededor de la canasta y al último no logra entrar. Maldigo por lo bajo y miro a Fargan, el primo de Borja, quien con una estatura promedio (muy baja a mi parecer) termina colgándose de la canasta y encestando sin problema alguno.

— ¡Bien hecho, Fargan! —Auron lo anima y ese presumido no duda en sonreír de lado y mirarme como si no fuera nada a su lado y pueda que no lo sea, pues no he jugado básquet desde los diez años, como ese idiota de piel pálida y de rasgos demasiados femeninos (a mi parecer).

El chico búho, como le comencé a decir desde que lo vi junto a Luzu en la entrada de la casa de Rubén, me lanza la pelota una vez que se encuentra en el suelo, como invitándome a lanzarla, sin embargo, se la pasó a Auron y este último no hace más que sostenerla, mientras sigue riéndose de lo sucedido hace menos de media hora.

Mis padres habían coordinado junto a los padres de Rubén sobre este campamento familiar y luego de terminar los exámenes finales y empezar las vacaciones, ellos decidieron hacerlo. Estaba demasiado emocionado por este viaje, pues podría estar todo el día con Rubén y compartir una tienda con él, sin embargo, apenas llegamos al lugar, asignaron pares y entre ellos, no estábamos Rubén y yo.

— Ve el lado bueno, Samuel, compartirás tienda con Fargan.

Y en ese momento quise tener el balón para así lanzárselo directamente en el rostro a Auron. Yo no quería compartir tienda con el niño búho y tal parecía, que él tampoco quería, pues apenas nos mencionaron, él colocó una cara más seria (de la que ahora tenía) y se alejó, hasta que Auron lo invitó a pasar un rato con nosotros.

—Yo no quiero compartir tienda con el niño jirafa. —dijo él. Rápidamente quise acercarme y no precisamente para besarle la mejilla o algo parecido, sino para dejar morada su asquerosa piel.

— ¡Hey, hey, hey! —Auron se interpuso y tuve que solo regalarle una mirada asesina al primo de Luzu y tragarme los insultos y golpes que tenía preparado—. No pienses en desquitar toda tu ira con nosotros, el que tú y mi hermano hasta ahora sigan en base uno no tiene nada que ver con nosotros.

𝐏𝐄𝐐𝐔𝐄Ñ𝐎 ; Rubegetta Donde viven las historias. Descúbrelo ahora