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Mis manos sudaban, a pesar de encontrarnos en la época menos calurosa de nuestro país, no obstante, mis pies estaban más fríos que cualquier hielo que sacas de la refrigeradora

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Mis manos sudaban, a pesar de encontrarnos en la época menos calurosa de nuestro país, no obstante, mis pies estaban más fríos que cualquier hielo que sacas de la refrigeradora. La verdad no entendía el porqué de las reacciones de mi cuerpo al estar frente a la casa de Rubén. Era cierto que me encontraba nervioso y en muchas oportunidades me he logrado sentir de la misma manera, pero en esta oportunidad parece que solo quiero salir huyendo y dejar de temblar al estar esperando por Rubén. Tal vez muchos piensen que ir a recoger a un amigo a su casa es algo normal, pero es que Osito no solo era un amigo y al parecer su padre sabía de mis intenciones para con su hijo.

—iHey! —Un toque en el hombro y casi corro como el cobarde que soy, sin embargo, al voltearme, vi a Auron, que me sonreía con una alegría que no podía compartir— No creí verte aquí a esta hora. —musitó, dejando de lado su sonrisa.

No contesté, por lo contrario, miré detrás de él, por si su padre estaba ahí y NO. El señor Doblas no estaba.

—Buscas a Rubén, ¿cierto?, pues lamento decirte que mi hermanito se demora más de lo que crees. Mi madre siempre lo alimenta bien. —su sonrisa regresa, pero no puedo estar tan seguro de que vaya dirigida hacia mí.

Miro a mi compañero y la expresión boba que ha puesto. No lo entiendo por completo, incluso quiero pasar mis manos delante de sus ojos para así acabar con su "hipnosis", pero no pasa mucho para que me dé cuenta que la verdadera razón de su actuar se debe a una persona, esa persona que viene caminando con unos audífonos muy grandes colgando en su cuello y con el uniforme de la escuela. Ese chico que suponía yo era la pareja de Auron y que logré confirmar que sí lo era al acercarse a nosotros, mirarme con asombro y luego tomar la mano de mi amigo.

— Vámonos ya... —susurró lo suficiente fuerte como para sacar a Auron de su trance— Se nos va a hacer tarde. —volvió a hablar, pero en esta ocasión golpeó su brazo y mi amigo recién reaccionó, viéndome de soslayo.

— Me tengo que ir, Samuel. Nos vemos en el entrenamiento de esta tarde... por cierto, mi hermano no saldrá hasta buen rato y capaz se vaya con nuestro padre. —más que un consejo parecía ser una advertencia y en estos momentos no estaba más agradecido con Auron, pues eso me daba oportunidad de correr lejos de este lugar y en verdad estaba tomando enserio el salir corriendo y decirle a Rubén que no pude pasar por él, sin embargo, la puerta volvió a abrirse y por esta salió mi pequeño amigo.

𝐏𝐄𝐐𝐔𝐄Ñ𝐎 ; Rubegetta Donde viven las historias. Descúbrelo ahora