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— ¡Eso no es justo! —gritó Rubén, llamando la atención de algunos chicos y chicas en la cafetería

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— ¡Eso no es justo! —gritó Rubén, llamando la atención de algunos chicos y chicas en la cafetería.

Ahora no me sentaba con el equipo de básquet, tampoco lograba entablar una conversación sana con Auron, a excepción de los entrenamientos, donde todos éramos una sola mente con un solo objetivo. Por tal razón ahora prefería no solo compartir un momento agradable en la hora de almuerzo junto a Rubén, sino también la misma carpeta, a pesar de la gran diferencia y de lo mucho que tenía que encogerme para entrar en esta.

— Claro que es justo, prometiste que me darías mil euros si es que lograba terminar mi almuerzo antes que tú, así que ahora cumple... —dije con total orgullo, como si la pequeña competencia que tuvimos hubiera sido la más importante de todo el país.

Él solo hizo un puchero en respuesta y alejó su bandeja, que aún contenía su comida sin terminar, comenzando de esa formar a buscar en su mochila el dinero para pagarme o así lo suponía.

— Una cita... —dijo después de unos segundos de alejar su mochila de su regazo— Mi recompensa será una cita, pero en esta ocasión yo pagaré todo... —iba a objetar. Sin embargo, el timbre que anunciaba el término del receso sonó y por tanto Rubén y yo tuvimos que volver al aula, no sin antes pasar al baño para cepillarnos lo dientes lo más rápido posible, olvidándonos de esa forma de aquella salida programa.

Las clases estuvieron igual de aburridas que siempre y la clase de Química lo fue aún más. Ahora que lo pensaba bien, esta materia no necesitaba de un asesoramiento o algo parecido, pues era tan fácil como la tabla de nueve. Por otro lado, Rubén y yo estuvimos escribiéndonos en unos pedazos de hojas, básicamente riéndonos de algún chiste tonto que se me ocurría en el momento o del profesor, cosa que no le gustó del todo a mi pequeño amigo, pues él sí era de respetar a sus mayores, en especial si este era alguien que se esforzaba por enseñarnos cosas nuevas. Sus palabras, no las mías.

— Nos vemos mañana... —se despidió con su típica sonrisa, alejándose a los pocos segundos.

Asentí como bobo hasta verlo salir del aula. Rubén siempre era el primero en marcharse, según él para evitar encontrarse con Auron e irse lo más rápido posible de la escuela. Yo solo me aseguraba de que él estuviera seguro y posteriormente me iba.

𝐏𝐄𝐐𝐔𝐄Ñ𝐎 ; Rubegetta Donde viven las historias. Descúbrelo ahora