𝗢𝟳

5.6K 683 394
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

— ¿Estás bien? —susurré una vez que nos encontramos dentro de la sala

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

— ¿Estás bien? —susurré una vez que nos encontramos dentro de la sala.

Rubén colocó la bandeja, que contenía nuestras palomitas y bebidas, sobre sus piernitas y asintió, sin embargo, no me dirigió mirada alguna y no es que quisiera ser observado por él a cada segundo, solo que prefería comprobar a través de su mirada que aquellas palabras de la dependiente de dulces y snacks del cine no hayan afectado a mi amigo.

«Es muy tierno ver que un joven trae a su hermanito menor a ver una película. No es de todos los días y en verdad es algo admirable... Todos los hermanos mayores deberían ser como tú.»

Tal vez ella no sabía que había dañado indirectamente a Rubén al decir aquello, pero lo hizo, y no puedo decir que la incomodidad en Rubén fue notable, pues él era una persona tan buena que, en vez de corregirle, solo sonrió y caminó lo más rápido posible con la excusa de que estábamos retrasados para la película.

— Rubén... —musité, tratando de llamar solo la atención de mi acompañante y no de todas esas madres y padres que estaban aquí junto a sus hijos para ver Los increíbles 2.

Rubén no respondió, solo agarró el sorbete y lo colocó en su bebida, para así entretenerse con otra cosa que no fuera yo o así lo veía.

— Rubén... —susurré nuevamente. No recibí ninguna respuesta, por lo que me atreví a zarandear su brazo de un lado a otro, tal y como un niño pequeño, para ser atendido. En esta ocasión, él sí me miró y no estaba del todo alegre.

—¿Qué sucede? —preguntó con el mismo tono de voz. Estaba indeciso, había captado su atención, sin embargo, no quería decir algo que posiblemente lo volviera a colocar incómodo o qué tal vez solo yo noté y él ni siquiera prestó atención.

—Olvídalo. —fue mi respuesta final. Dejando ese tema aparte, tomé mi bebida y el sorbete que quedaba para así dejar de pensar en cosas que me transformaban en un exagerado de primera y que a su vez me impedían disfrutar de esa película animada que ni siquiera había tenido la oportunidad de ver la primera parte.

𝐏𝐄𝐐𝐔𝐄Ñ𝐎 ; Rubegetta Donde viven las historias. Descúbrelo ahora