𝟭𝟳

3.2K 454 88
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

— ¡Rubén! —grité, pero al parecer él no me escuchó o quiso hacerse el desentendido, pues siguió su camino— ¡Rubén, detente! —volví a gritar, solo que esta vez sí logré tomar su mano y, por ende, detenerlo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

— ¡Rubén! —grité, pero al parecer él no me escuchó o quiso hacerse el desentendido, pues siguió su camino— ¡Rubén, detente! —volví a gritar, solo que esta vez sí logré tomar su mano y, por ende, detenerlo. Él se removió, incluso si no fuera por esos libros que traía en mano, tal vez me golpeaba o algo parecido— ¿Qué sucede contigo? No me has hablado desde el almuerzo y ahora te quieres ir sin mí, ni siquiera hemos planeado nuestra próxima cita.

— Suéltame. —apenas susurró, comenzando a alejarse lo suficiente. Yo tuve miedo de su mirada e incluso de su voz, porque a pesar de ser bajito, Rubén podía matarte con tan solo dirigirte una mirada fría.

Lo solté y él tenía todas las intenciones de marcharse, pero no se lo iba a permitir, por lo que volví a sujetarlo y su reacción fue mucho más exagerada que antes.

— ¡Que me sueltes, De Luque! —gritó, alertando a algunos alumnos que todavía estaban dentro de la escuela. Rápidamente me aparté, no solo por temor a ser golpeado, sino por el miedo a enojarlo demasiado y que llegara al punto de ya no querer hablarme— No te entiendo, enserio que no lo hago. Primero dices que gustas de mí, me invitas a salir, compartimos momentos gratos y ahora viene un grupo de porristas y te dice que su amiga está enamorada de ti y lo único que haces es ir detrás como el buen samaritano que eres. ¡Eso no es justo! —su dedo apuntaba directamente mi rostro y pronto me sentí pequeño a pesar de sobrepasarle por varios centímetros— Ya vete, no quiero hablar contigo hoy.

Y así como fue rápido al hablar también lo fue al caminar.

Nunca había sido alguien agresivo, me consideraba alguien muy pacifista, pero sentí impotencia al ver que Rubén se marchaba sin mirar atrás y el resultado no fue bueno. Pateé el tacho de reciclaje más cercano y prácticamente todas las hojas que estaban dentro suyo salieron volando.

Ese día tuve que quedarme hasta tarde recogiendo y separando cada hoja de cada contenedor de la escuela.

—No pienso salir con ella. —me dije nuevamente, pero algo en mi mente me decía que debía aclarar esto. Rubén no me había hablado durante todo el día y al llegar a su casa, Auron me había dicho que ya había salido rumbo a la escuela. Él se había tomado muy enserio el alejarnos, incluso se fue a otra mesa y eso solo ocasionó que esas porristas nuevamente se me acercaran— No, no pienso hacerlo. —volví a decir, pero en mi mente se encontraba una chica llorando y eso me hacía sentir mal— Pero Rubén se va a enojar si voy a ese lugar. —volví a decir y entonces mis pies se detuvieron en seco y ya no quise llegar a la dirección que me habían entregado esas chicas esta mañana.

𝐏𝐄𝐐𝐔𝐄Ñ𝐎 ; Rubegetta Donde viven las historias. Descúbrelo ahora