𝟭𝟵

3.2K 465 136
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

— ¿Qué es lo que quieres, De Luque? —ni siquiera había dado cinco pasos y él ya me estaba deteniendo y no precisamente con su cuerpo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


— ¿Qué es lo que quieres, De Luque? —ni siquiera había dado cinco pasos y él ya me estaba deteniendo y no precisamente con su cuerpo.

— Rubén, tenemos que hablar sobre lo que sucedió ayer...

— No tenemos nada de qué hablar. —su tono tan serio y poco convencional me daba escalofríos, pero al parecer él no lo sabía.

Me acerqué sin importar la actitud tan hostil con la cual me estaba tratando. Solo seguí, hasta encontrarme delante de su carpeta y con un mano encima de esta, mientras que la otra sujetaba las flores de lirio.

—Samuel, aléjate, creo que ayer quedó muy en claro que ya no quería ser tu amigo, mucho menos tener algún tipo de contac...

— ¿Y qué pasó con todos los besos que nos dábamos? ¿Acaso eso no significó nada?

— ¿Qué tiene que ver eso en nuestra conversación?

— E-es que tú... tú quieres separarnos cuando aún no hemos iniciado nada formal... Quieres que nos alejemos como si esos besos no hubieran significado nada o es que acaso... ¿En verdad no significó nada todas esas citas que tuvimos, esos momentos que compartimos y aquellos besos que nos entregamos?

—Ya deja de hacerte el ofendido o es que acaso piensas recitar a Romeo en este preciso instante.

— ¡Rubén! —grité, golpeando la mesa con la palma de mi mano— ¡Los celos están hablando por ti!

— ¡Yo no estoy celoso! —se defendió, sin embargo, sabía que eso era una mentira.

— Pero es que ni siquiera me diste tiempo de explicarte, tampoco decidiste esperar una respuesta mía, fuiste igual que esas animadoras que solo esperaron por mi silencio para atarme a una chica que ni siquiera conocía y de la cual no tenía ganas de conocer.

Por su rostro deduje que ya había comprendido la situación y lo confirmé totalmente al verlo cerrar su boca y desviar la mirada. Supe que estaba avergonzado.

— ¿Por qué? ¿Por qué no querías conocerla? Ella es bonita e in...

— Para mí no hay nadie más bonito e inteligente que tú. —lo corregí. Él me miró de reojo y por ese simple acto supe que estaba sonrojado— no sé cuál haya sido la razón por la cual ellas hayan pensado que yo quería o podría tener algo con su amiga, pero ya solucioné ese inconveniente y ahora en lo único que quiero enfocarme es en el chico lindo y de metro cincuenta que se encuentra delante mío en este instante... —Le extendí las flores de lirio y entonces sí me miró, sonrió y el sonrojo en sus mejillas lo hizo ver igual de dulce que esos lirios que yacía entre sus manos— Osito, tú eres mi lirio. Tal vez para algunos, los lirios significan dulzura y tengan un gran significado estas flores, pero para mí, el único lirio que representa la dulzura en mi vida eres tú.

No creía ver a alguien tan rojo, a tal punto de parecer un verdadero tomate, pero ahí estaba Rubén, para demostrar mis errores y para ayudarme a enmendarlos.

Él no tardó en dejar a un lado las flores, colocarse de pie y halar de mi chaqueta para así juntar nuestros labios. Mis ojos abiertos por la sorpresa pasaron a cerrarse de a poco y disfrutar del beso.

Al separarnos, reímos como dos niños que habían hecho alguna travesura.

—Ahora... ¿Si me puedo sentar contigo?

Rubén asintió y no tardé en tirar mi mochila en el asiento libre y robarle otro beso más a mi pequeño.

Las flores quedaron a un lado, sin embargo, Rubén las cuidaba muy bien y siempre estaba mirándolas de reojo por si algo les ocurría, algo exagerado, pero suponía que en verdad le había gustado.

Durante el receso, almorzamos juntos, reímos y comenzamos a hacernos alguno que otro mimo, como si en verdad fuéramos novios. Algunos chicos que pasaban por ahí nos miraban y reían, tal vez les causaba gracia, pero a mí poco me importaba. Sin embargo, al dar de casualidad con la mesa de las porristas, estas me miraban con odio o así podría determinar su entrecejo fruncido y sus labios por igual. Silvia, por otro lado, solo almorzaba tranquila, riendo por momentos.

—¿Vas a venir este sábado a mi casa? —rápidamente deje de mirar a Silvia cuando escuché la voz de Rubén, él no me estaba mirando, diría que estaba más concentrado en tomar su yogurt, sin embargo, me sentí como si estuviera engañando a alguien—Raúl me prestará algunas películas, pero todas son animadas. Según él, debemos de comportarnos y no hacer nada indebido en mi habitación.

Sonreí algo incómodo, pero no por Rubén, sino por la mención de cosas indebidas en su habitación. No éramos nada oficial, ni siquiera sabía cómo o cuándo le pediría ser mi novio, pero estábamos aquí, hablando de hacer cosas indebidas en su casa.

— Pero prometo tomar prestado otras películas. Raúl es un idiota que solo piensa en eso, pero yo no soy así y tú mucho menos. —su sonrisa y las manchas de yogurt que quedaron arriba de sus labios, formando una linda barba de esta bebida, no me dieron precisamente los más sanos pensamientos, y entonces maldije mi amistad con el pervertido de Frank.

— Tienes yogurt. —señalé el lugar y él de inmediato lo lamió, dejando limpio los alrededores de su boca y provocándome algunos pensamientos sucios.

Me maldije en esta ocasión, pues era algo muy pervertido de mi parte pensar en eso cuando apenas me iba conociendo con Rubén, pero la culpa entera la tenía Auron y Frank.

— Estaré ahí a las cuatro de la tarde. —contesté.

Él me dio un beso en la mejilla, asegurando en susurros que pasaríamos una tarde muy divertida y que lo mejor sería quedarme a cenar, pues su padre ya no tenía ningún inconveniente en compartir la misma mesa que él.

Y fue entonces que todo pensamiento sucio salió de mi mente. No podía imaginar nada de tan solo pensar en el padre de Rubén y en los posibles castigos que podría recibir si lo tocaba.

 No podía imaginar nada de tan solo pensar en el padre de Rubén y en los posibles castigos que podría recibir si lo tocaba

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
𝐏𝐄𝐐𝐔𝐄Ñ𝐎 ; Rubegetta Donde viven las historias. Descúbrelo ahora