Hice movimientos que permitieran un frote satisfactorio para ambos, sus succiones en mi labio inferior subían mi temperatura corporal sin límites.
No estaba procesando bien aquella situación, de él solo conocía su nombre pero sin embargo estaba logrando su objetivo.
Sus manos ayudaban bastante, de igual forma empujaba mi cuerpo para que las embestidas fueran profundas en su totalidad.
- Eso, hazlo - susurré coqueto.
- Estás durísimo.
- ...joder, ah.
- Provocame, anda pequeño - alentó.
Sostuve su cuello con fuerza para evitar caer, nos detuvimos al sentir como algo se quebró por aquella maniobra suya, lastimosamente habría un florero menos en casa.
- Nadie puede saberlo - susurré agitado.
- Te quiero probar.
- Tócame.
Le acomodé el cabello que por el largo cubría parte de su cara, estaba sudado y ese sonido particular me provocaba mover mis caderas desenfrenadamente.
Formé un arco entre mi espalda y la mesa de centro que ya se encontraba empañada, ni siquiera tuve el tiempo de hacer algo antes de que el semen salpicara en ambos.
- Ven aquí.
Sentí como mi cabeza dió pequeñas vueltas, su repentina acción de ponerse de pie mientras sus labios devoraban mi cuello me animaron a subir y bajar rápidamente.
- Sí - susurré con los ojos cerrados.
- Viene viene.
- Ummm.
Se aferró a mí cuerpo sin querer salir, era extraña la sensación cuando terminaban dentro tuyo, pero satisfactoria.
Cayó al sillón sin dejar que me saliera, sacó su pene poco a poco haciendo que aquel fluido vaya saliendo poco a poco desde mi entrada.
- Estoy todo pegajoso - dijo más calmado.
- Necesito un baño.
- Que suave tu piel - comentó tocando.
- Que cool - hablé mientras mi vista estaban en sus tatuajes.
- Imagínate cuánta inversión hay en este cuerpecito.
Observé cada uno mientras se animaba a darme las razones del por qué se los había tatuado, su piel parecía una real hoja de papel tallada por un artista.
Tomé mi ropa sin poner cuidado en como me la ponía, caminé hasta el baño procurando tomar una ducha rápida que me ahorrara tiempo.
- Mierda qué fue eso - dije bajo el agua.
Una que otra vez había tenido pequeñas aventuras, pero nunca había llegado a algo tan allá como lo sexual.
- Hey, por qué con la misma ropa.
- ¿Cómo que por qué? Tengo que ir a clases.
- Pero ya son casi las nueve - enseñó.
- ¿Y eso qué? Algo se te ocurrirá.
- ¿A mí?
- Claro, tú tienes que ir conmigo, anda - ordené.
- No puedo ir así, además puedes ir mañana.
- Bueno, si quieres darle explicaciones a mi tío adelante, a ver qué cara pone cuando le digas que te cogiste a su sobrino.
- ¿Crees que no me atrevería? Yo no conozco la vergüenza - rió.
- Bien, entonces dime cómo llego, no conozco las calles.
- ¿Tienes celular no?
Sonó tan lógico que no pude lanzar un argumento en su contra, era inteligente y tenía respuesta para todo.
Salí tratando de poner la ubicación correcta, los mapas no eran lo mío sin embargo era entendible.
- ¡Oye! - me quejé ante el golpe.
- Date prisa, tus compañeros del jardín te esperan bebé.
- Eres irritable - negué riendo.
- Mmm, depende de qué lado me quieras ver, acabas de conocer uno de mis mejores lados y espero que nunca conozcas el malo.
- ¿Tienes novia? ¿Novio? - pregunté interesado.
- Soy un alma libre, los novios para los falta de cariño.
- Si tuviera novio me hubiera ofendido, pero tienes razón, tener novio es una real mierda - dije ante los recuerdos.
- Bienvenido a mi mundo, hermoso.
- Gracias por la bienvenida, precioso.