Narra Erick.
Los días pasaban sin tener noticias de Christopher, no podía decir que no lo extrañaba porque era engañarme a mi mismo. Tenía ese pesar en mi mente de no poder agradecer aquel gesto que tuvo conmigo al llevarme al hospital, era evidente que quería mantener su distancia y quería respetarlo.
- ¡Auch! Eso me dolió - hablé para Ollie.
- Ese pequeño es impredecible - dijo mi tío en referencia a mi cachorro.
- Lo sé, pero poco a poco va aprendiendo.
- Estaré en mi habitación, tengo trabajo por terminar.
Asentí dando una pequeña sonrisa, a veces pensaba que mi tío era un adicto al trabajo o quizás era demasiado responsable.
Miré hacia el costado al escuchar la puerta, devolví mi mirada hacia Ollie al notar la presencia de Christopher quien al parecer no había notado mi presencia.
- Tú ni me mires, su cachorro orinó mi alfombra - dijo para ambos.
- Quizás no alcanzó a bajar - añadí bajo.
- ¿No se saludan? Digo, que hayan terminado no quiere decir que se tengan que ser indiferentes, además se verán seguido, eres mi primo y tú mi mejor amigo.
- Hola Christopher - saludé.
- Em...¿Hola? Cómo has estado?
- Mejor, pero aprovechando que estás aquí quería agradecerte por la ayuda que me diste.
- No te preocupes, todo bien.
- Ya vengo, me llevo a su pequeña bestia, quizás quieran espacio para hablar - dijo tomando a Ollie.
Lo seguimos con la mirada, al parecer ninguno sabía la forma correcta de iniciar una conversación, eran ya básicamente semanas de nuestro término en donde no había ningún tipo de comunicación.
- ¿Tú como has estado? No he sabido mucho de ti - comenté.
- Bien, concentrado en mis cosas.
- Eso está cool, me alegro.
- Creo que esperaré a tu primo afuera. ¿Le puedes avisar?
- ¿Podemos hablar?
- No quiero tocar el tema Erick, ya pasó, se acabó - recordó.
- Lo sé, pero no quiero acabar mal contigo, como dice Iván nos veremos seguido y no quiero que esto sea incómodo.
- Claro, no hay problema pero tampoco esperes a que todo sea como antes - advirtió.
- Mira, yo sé que me equivoqué, no me voy a excusar...
- Sería muy cínico de tu parte que lo hicieras - interrumpió.
- Si tienes algo que decirme anda, hazlo. Prefiero que seas sincero de una vez - incité.
- ¿Quieres que sea sincero?
- Sí.
- Me dolió que hicieras esa mierda, aposté todo en ti y me confié en que nunca me ibas a fallar, dudé hasta de mi, pero nunca lo hice de ti - soltó.
- Yo te quiero, eso está más que claro.
- ¿Y de qué te sirve quererme? ¿Te diste cuenta de algo? Hiciste conmigo lo mismo que te hicieron a ti, gracias por hacerme sentir como tú.
- Tampoco es necesario que me recuerdes eso, estoy arrepentido y tengo la edad suficiente para darme cuenta y asumir los errores que cometo.
- Vaya, al menos algo bueno has dicho en todo este rato.
- Me hubiera encantado que las cosas se dieran de otro modo, no sabes que no daría por estar contigo pero tampoco te puedo obligar, fue una linda relación y eso te lo agradezco Christopher.
- Bien, en ese caso creo que ya está todo dicho.
Llevé mis manos a la parte trasera de mi cuello, miré aquella cadena por última vez para tomar una de sus manos y asegurarme de que tuviera posesión de ella.
Sus ojos se tornaron tristes, posiblemente igual que los míos, había un gran significado en ese accesorio que a ambos nos dolía.
- Esto es tuyo, creo que no tiene sentido que la conserve.
- Eso creo - dijo casi en susurro.
Tomé sus mejillas haciendo que nuestras frentes queden unidas, moría por besar sus labios pero eso hubiera complicado las cosas.
- Eres increíble y no sabes como me arrepiento de no haberte aprovechado, pero llegará alguien mejor que yo y espero para ese entonces estar lejos, porque créeme que no lo aguantaría - confesé.