- ¡Llegaste!
- Feliz cumpleaños bro, te quiero - abracé.
Iván siempre celebraba su cumpleaños junto a nosotros, aunque también se dedicaba durante el día a festejar con su padre.
- Christopher, que novedad verte - bromeó su papá.
- Ya se que me extraña, no se preocupe que pensaré en mudarme aquí.
- Es tu casa, disfruten pero mañana todo limpio.
- ¿Se va? - pregunté.
- Mi papá anda de novio. ¿Puedes creerlo?
- Mi pésame - molesté.
Reímos entre nuestro humor tan particular, afortunadamente su padre tenía esa alma joven que encajaba perfectamente en nuestra conversaciones.
Sentí unas pequeñas patitas en mis piernas, me agaché para tomarlo en brazos, adoraba a ese pequeño ser.
- Si que te quiere - analizó Iván.
- Me ama, es mi hijo.
- Hey, tú que haces.
- Le cambiaré el agua a Ollie - respondió Erick.
- Em...¿Pasa algo entre ustedes?
- Está enojado, se le pasará - comenté.
- Yo no estaría tan seguro, ni te saludó.
- ¿No te contó? Me dió una bofetada que te encargo.
- ¿Erick? Bro, ya te están mandando - rió.
- Me dijo que estaba confundido conmigo, lancé un comentario bastante tonto y pum, a la cara.
- Entonces no era...mierda, con quién ha estado hablando este pendejo.
- ¿Hablando? - pregunté.
- Olvídalo, quizás yo escuché mal.
Tocaron la puerta interrumpiendo nuestra conversación, quedé con bastantes dudas cosa que odiaba. Saludamos a quienes habían llegado, con Zabdiel y Joel ya estábamos completos.
- Permiso, ya vengo - dijo Joel.
- ¡Ollie me lastimas! - regañé.
- Muerde todo - añadió Iván.
Entre que jugábamos con mi pequeño cachorro, nos quedamos en total silencio al ver como Erick y Joel se besaban apasionadamente, fue incómodo sentir las miradas de mis amigos, fue algo inesperado.
- ¡Claro y conmigo se hace el santo!
- Ya Chris, hoy no - pidió Zabdiel.
- Solo ignora eso, vamos al jardín - pidió Iván.
- ¿Qué ignore? ¡Me dijo que estaba confundido conmigo!
- Luego hablas con mi primo.
- ¿Hablar con él? Que se vaya a la mierda - dije avanzando hasta el jardín.
Me alejé un momento del grupo en compañía de Ollie, acariciar su pelaje en parte calmo mi rabia.
La presencia de mi mejor amigo no tardó en llegar, miré hacia atrás viendo como ninguno de los dos se separaba.
- Hey, qué pasa.
- Nada, solo quería respirar un momento.
- Si te gusta Erick. ¿Verdad?
- No lo sé, pero me molesta que sea tan mentiroso.
- Es mi cumpleaños, quiero que estemos todos juntos - pidió.
- Bien, solo por ti.
Mis brazos lo envolvieron calurosamente, era como mi hermano y le tenía un cariño único.
- ¿Estás llorando?
- Na na na, casi - reí.
- Te quiero hermano, no estés mal.
- El drama no va conmigo, vamos que hoy celebraremos como se debe.
Tomé a Ollie quien ya estaba más tranquilo, el clima aún estaba tibio por lo que lo tendría un poco más de tiempo conmigo.
Vimos como su primo venía en dirección a nosotros, seguramente venía por nuestra pequeño y blanca bola de pelos.
- Erick, hoy no quiero problemas - advirtió Iván.
- Solo vengo por Ollie.
- ¿No ves que está conmigo?
Caminé sin darle importancia, quería cumplir mi palabra y no tener el peso de haber arruinado el cumpleaños de mi amigo.
- Oye. ¿Puedo saber que te pasa con Erick? - preguntó Joel.
- Pregúntale a él.
- Te lo estoy preguntado a ti.
- Hey hey hey, no me toques - empujé.
- ¡Cabrones, cuidado con Ollie! - exclamó Zabdiel en lo que lo tomaba.
- ¿Qué mierda te pasa, eh? - habló Erick.
- Cálmate, amigo ya - pidió Iván.
- ¿Quieres saber que pasa Joel?
- Christopher cállate - exigió Erick.
- Anda, explícale por qué me dijiste que estabas confundido conmigo, sé hombre.
Sentí un jalón apenas Joel intentó golpearme, sonreí victorioso, al menos le había dejado claro que reales sentimientos no habían.
- JOEL YA - gritó el primo de Iván.
- No te preocupes amigo, no te daré problemas, disfruta te noche - deseé depositando un beso en su frente.
- No tienes que irte, Christopher.
- Si no me voy le voy a partir la cara, mañana vengo por ti y hacemos algo con Zabdi.
- Ve con cuidado.
Caminé sin mirar a nadie, estaba a punto de explotar y no quería pasar la noche en una comisaria.
- Pendejo de mierda - solté en soledad.
