Mirar el techo no era lo más divertido del mundo, pero ya no tenía los ánimos suficientes de hacer otra cosa, estaba consumido entre la rabia y la pena.
- Iván, que pasa.
- Christopher soy yo, Erick - contestó en la llamada.
- ...
- ¿Christopher?
- Qué quieres.
- ¿Puedes venir a la casa? Necesito hablar de algo contigo.
- No tengo ánimos de pelear.
- No quiero pelear, pero de verdad es importante. Si no quieres venir puedo ir a tu casa.
- ¿No me lo puedes decir por teléfono?
- Vienes o voy - respondió.
- Está bien ven.
- Llego en un rato y gracias.
Noté algo extraño en el tono de su voz, estaba bastante serio a mi parecer.
No tardó mucho en llegar, de hecho me sorprendió la rapidez en que lo hizo, nuevamente su seriedad causó ruido.
- ¿Y bien? - pregunté cerrando la puerta.
- Necesito que me ayudes con algo.
- ¿Yo?
- Los registros de Ollie están a tu nombre, necesito que me acompañes a modificar eso - pidió.
- ¿Para qué?
- Para que se pueda ir conmigo - contestó.
- ¿Entonces te vas?
- Sí, pero no ahora por si pensabas ponerte feliz, cuando terminen las clases.
Caminé por la sala sin sentido alguno, si bien fui yo quien le dijo que considere la opción de irse, no pensé que realmente lo haría.
- Que bien por ti, pero si te vas lo haces solo - aclaré.
- ¿Y para qué quieres que se quede? Si ni siquiera eres capaz de cuidarlo.
- ¿Cómo de qué no?
- ¿Lo has ido a buscar? ¿Lo has sacado a pasear?
- No, pero desde hoy me haré cargo de eso, no te preocupes. Es más, vamos por Ollie.
- Claro ahora que sabes que me lo quiero llevar quieres quedarte con el, eres un idiota.
- ¿Perdón? Estás en mi casa.
- ME IMPORTA UNA MIERDA.
- Lárgate, fuera - indiqué la puerta.
- Deja que me lleve a Ollie...¡Tú me lo regalaste, es mío!
- Dije que no.
- No logro entenderte, en verdad que no sé que más hacer - negó.
Me senté en el sofá sin responder nada, esa tensión que antes no existía ahora estaba siempre presente, es increíble como las cosas podían cambiar en un abrir y cerrar de ojos.
- Lo voy a pensar, quizás tienes razón y lo mejor es que se vaya contigo, está muy acostumbrado a ti - hablé.
- ¿Curioso no?
- Qué cosa.
- Estaba dispuesto a quedarme por ti y ahora tú eres el que quiere que me vaya.
- No empecemos con el mismo tema, ya te dije que lo voy a pensar y si no necesitas nada más...
- Te necesito a ti - interrumpió.
Caminé hasta la entrada procurando que mi intención de que se vaya fuera comprendida por él. Cerró la puerta con cierta molestia, evitaba no pelear pero era imposible.
- Erick, no quiero hacer una estupidez y bien que te estás mereciendo un alto.
- ¿Quieres pegarme?
- No me tientes.
- Anda, atrévete - dijo acercando su mejilla.
- Erick basta.
- Dime que más tengo que hacer, nada te gusta, todo te molesta, quiero arreglar las cosas pero no valoras nada, Christopher, yo te quiero y no te rogaría si no fuera cierto.
- Ve a mentirle a otro idiota, a mi no me vas a ver la cara.
- ¿Sabes qué? Quizás si debo hacer eso, con mi ex novio pensaba que no iba a poder estar con nadie y así como te conocí puedo conocer a otro y sabes qué, MUCHO MEJOR QUE TÚ.
- CLARO QUE NO.
- CLARO QUE S...
La torpeza de mi intervención fue evidente, sin embargo el contacto de nuestros labios lo recompensaba, no lograba entenderme.
- No vuelvas a decir eso - susurré sobre sus labios.
- Es la verdad.
- No.
- Ah, Chris - soltó ante la presión de mi mano en su mandíbula.
- Shhh.
- Extraño sentirme tuyo, quiero que lo hagas - pidió desabrochando mi pantalón.
- Que sea una despedida definitiva.
