Capítulo 31

1.1K 167 92
                                    

Narra Christopher.

Refugiado en mis audífonos intentaba mantener mi mente ocupada, aunque realmente era en vano, cada canción parecía querer de algún modo recordarme a quien se había robado mi corazón.

- Como que tú ya de pronto estás irreconocible - habló Lucía, una de mis compañeras.

- O tú estás demasiado observadora.

- ¿Qué haces aquí tan solo?

- Nada, en realidad estoy por irme.

- ¿Y no quieres un cambio de planes?

- ¿Qué propones? - consulté curioso.

- Vamos.

Tomé mi mochila recorriendo su cuerpo con la mirada, en algunas ocasiones tuvimos nuestros encuentros, nada serio.

Recorrimos los pasillos buscando un lugar discreto, un jalón de su parte me introdujo a unos de los salones que en su interior estaba vacío, era un riesgo pero en ese momento no pensaba en nada.

Presioné sus muslos sin dar espacio a una conversación, nuestros labios tenían encuentros desesperados que aumentaban cada vez más.

Permití que sus manos se introduzcan debajo de mi ropa, era un tacto distinto, uno al que no estaba acostumbrado.

- Espera, mejor no - detuve.

- ¿Por qué? Christopher, nunca nos han encontrado.

- No es eso, simplemente no tengo ganas.

- ¿Tú no tienes ganas de tener relaciones?

- No, bueno, no contigo - respondí.

Caminé de regreso a la salida, eso había sido algo extraño, yo jamás me negaba a propuestas tan tentadoras como esas. Quizás comenzaba a madurar y eso me llevaba a pensar las cosas antes de hacerlas.

Me bajé apenas noté que estaba cerca de mi casa, últimamente ese era el único lugar que me desconectaba de todo.

- ¿Disculpa? - escuché a mi espalda.

- ¿Qué haces aquí?

- Te estaba esperando.

- ¿Para qué?

- Soy Erick, cubano llegado de España actualmente viviendo en Ecuador. ¿Cómo te llamas?

- No entiendo. ¿Qué haces? - pregunté confundido.

- No quiero aferrarme a eso que dicen de que "lo que mal empieza, mal acaba", cuando llegué fui algo grosero y míranos, en este preciso estamos mal, no quiero que ese dicho sea el nuestro.

Mi expresión facial continuaba demostrando mi confusión, hasta hace unos días ya había quedado todo terminado.

- Erick, nosotros ya terminamos.

- Sí, y me has tenido llorando como un pendejo, me diste durísimo - dijo llevando su mano al pecho.

- Para mi tampoco ha sido fácil, pero es cosa de tiempo, aún es reciente.

- Toma, esto es para ti.

Miré aquella hoja con cierta duda, la sonrisa en su rostro parecía demostrar un cierto relajo.

- No, olvídalo - negué.

- Te voy a estar esperando, sé puntual.

- No cenaré contigo, no sé que pretendes con esto.

- Reconquistarte, no quiero quedarme como un estúpido llorando sin hacer nada - aclaró.

- Ese es tu problema.

- Nuestro, porque es evidente que también lo estás pasando mal, a mi no me engañas Christopher - detuvo.

- Sí fíjate, lo estoy pasando mal por tu maldita culpa - encaré.

- Exacto y no estoy diciendo que no, pero nos queremos Chris, por qué no intentarlo de nuevo.

- No quiero que vuelvas a venir, mi respuesta es no y ve viendo a quien invitas porque no iré.

- Yo no estaría tan seguro, sé que quieres ir - rió.

- ¿Dije algo chistoso?

- El chistoso eres tú, pero bueno te espero en la noche - dijo retrocediendo.

Vi como a paso normal se alejaba, fue un momento extraño pero que me erizo la piel por completo.

- Claro que no iré, no lo haré.

Adictiva Tentación - ChriserickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora